europa1939.org
Comunidad dedicada al estudio de la historia militar
PAGINA PRINCIPAL
CRONOLOGIA 1942
 COMENTAR EL ARTICULO
SEGUNDO ASALTO:  EL ULTIMO GRAN ESFUERZO DEL JAPON

Hasta aquel momento, frente a Guadalcanal, la oscuridad había asegurado a los japoneses el dominio de la situación.  Para aprovechar esta ventaja, las unidades que habían salido indemnes de la anterior batalla se habían incorporado a una división naval a la que se le asignó nuevamente el cometido de bombardear el aeródromo Henderson.  Esta formación, al mando del vicealmirante Kondo, comprendía el crucero Atago ( buque insignia), su gemelo Takao y el acorazado Kirishima, protegido de cerca por el Nagara y 6 destructores; el crucero ligero Sendai, buque insignia del contraalmirante Hshimoto, y otros tres destructores navegaban delante, como pantalla de protección avanzada.


Tanque de una compañia de Marines en Guadalcanal, con su cañon de 37mm y la ametralladora .30 hizoestragos entre las tropas japonesas.
Esta vez, sin embargo, la formación no llegaría a su destino sin contratiempos.  Desde su puesto de mando de Numea, el almirante Halsey había ordenado que los nuevos acorazados Washington, buque insignia del contraalmirante Willis A. Lee y South Dakota, acompañados por cuatro destructores, dejasen la escolta del Enterprise.  Al amanecer, esta formación había doblado la punta occidental de Guadalcanal y a las 21,50 horas después de navegar alrededor de la isla de Savo, se dirigía hacia el Ironbottom Sound.

El radar aún no había detectado nada, pero como Lee se encontraba tan sólo a 8 millas de los buques de cabeza de Kondo, desde el puente de mando del Sendai ya habían avistado al buque insignia americano.  Tras comunicarle a Kondo el avistamiento, Hashimoto destacó dos de sus destructores, el Ayanami y el Uranami, ordenándoles que doblaron Savo en dirección Oeste, mientras el Sendai y su tercer destructor seguían a distancia a las unidades enemigas.

Después del mensaje recibido, Kondo ordenó que el Nagara y cuatro destructores siguieran al Ayanami y al Uranami como apoyo, y él proseguiría su ruta siguiendo con las otras unidades.

La formación de Lee, en cambio, constituida recientemente, con unidades que nunca habían operado juntas, no se podía permitir el lujo de separarse del más simple de los esquemas:  así, pues, estaba dispuesta en línea de fila; primero los destructores Walke, Benham, Preston y Gwin, después los acorazados Washington y Soyt Dakota.  A las 22,52 horas, después de llegar a la zona central del ironbottom Sound, las unidades americanas viraron hacia el Oeste para pasar por el sur de Savo.

Para Lee, la primera señal de la presencia de unidades enemigas en las proximidades llegó inmediatamente después de que sus buques tomaran un nuevo rumbo:  fue entonces, en efecto, cuando su radar detectó al Sendai, que se acercaba por el Norte.  A las 23,16 los acorazados americanos efectuaron algunas descargas con sus  piezas de 406 mm en dirección al crucero, no perfectamente localizado aún, lo que obligó a Hashimoto a mantenerse a distancia.  Problemas mucho más inmediatos atrajeron después la atención de Lee, cuando los cañones de sus destructores de cabeza abrieron fuego.inicio

En efecto, el Walke había localizado el Ayanami y al Uranami, que navegaban en una ruta opuesta.  Detrás de estas dos unidades japonesas aparecían las siluetas, no muy bien definidas, del Nagara y de sus destructores.  Se desencadenó entonces un violentísimo combate, en el que el acorazado Washington unió el fuego de sus cañones menores al de los destructores. Sólo el South  Dakota, cuyo radar había quedado inutilizado por una avería eléctrica, precisamente en aquel crítico momento, permaneció solencioso.

Una vez más los japoneses demostraron su habilidad en los combates nocturnos.  Ocho minutos después del comienzo, el Waike, gravemente  averiado, tuvo que salid de la formación.  Poco después, el Preston, reducido ya a chatarra, comenzó a hundirse.  El Gwin tenía la sala de máquinas inutilizada y varias averías más.  En cambio, sólo un destructor japonés, el Ayanami, había sido alcanzado seriamente.

Destructor americanoMuy satisfechos, el Nagara y sus destructores, después de comunicar a Kondo la imprevista presencia de acorazados enemigos, viraron para retirarse,  Mientras tanto, el Washington y el South Dakota trataban afanosamente de esquivar los restos en llamas de los destructores.  El buque insignia se alejó hacía babor, pero el South Dakota se había apratado de la ruta, dirigiéndose en dirección opuesta y desprovisto de la ayuda del radar, perdió inesperadamente el contacto.  Navegando a ciegas, el acorazado se convirtió en fácil blanco para el Nagara y sus destructores:  por un verdadero milagro los 34 torpedos que las unidades japonesas se apresuraron a lanzar no alcanzaron su objetivo.  Después, la cegadora claridad de los reflectores los iluminó para servir de blanco a los cañones de 356 mm y 203 mm del Kirishima y de los cruceros japoneses que estaban llegando.

Vacilando bajo los impactos e incapaz de responder con eficacia, el South Dakota se encontraba en serio peligro; pero precisamente en aquel momento tan critico le llego la ayuda salvadora del acorazado Washington.  El radar de este último funcionaba perfectamente; con su ayuda el acorazado dirigió contra el Kirishima todas sus piezas de 406 y 127 mm, y a la reducidisima distancia de 8000 metros abrió fuego.  Atacado por sorpresa, el acorazado japonés empezó a recibir impactos que, en siete minutos, lo dejaron reducido a una chatarra incendiada y a la deriva.

Esto fue demasiado para Kondo, quien, no disponiendo de radar, no podía darse cuenta de que la formación de la que aún disponía, formada por dos cruceros pesados, dos cruceros ligeros y 8 destructores ya sólo tenía ante sí al Washington.  El almirante japonés decidió, pues, retirarse, dejando junto al Kirishima y al Ayanami al Sendai y cuatro destructores; éstos hundieron a las dos unidades averiadas y salvaron a sus tripulaciones.

Esta acción fue el último gran esfuerzo efectuado por el Japón para enviar refuerzos a Guadalcanal.  El comandante en jefe japonés, almirante Yamamoto, decidió no arriesgar para ello ningún  mercante más ni ninguna unidad de guerra  pesada.  A partir de entones la actividad de Tanaka se reduciría a velocísimas incursiones de destructores, que lanzaban al agua, cerca de la costa, << cadenas>> de cajas flotantes, atadas entre sí, que contenían los abastecimientos que las tropas de tierra debían recuperar.inicio

UNA  NOTABLE VICTORIA PARA TANAKA
Crucero japonesLa opinión expresada por Tanaka de que Guadalcanal no se podía defender y que las fuerzas de tierra se debían evacuar no la tuvo en cuenta el Alto mando.  Hasta qué punto estaba debidamente fundada esta opinión lo demostraba la inutilidad de los esfuerzos del <<Tokyo Express>>; en efecto, aunque los destructores de Tanaka conseguían a menudo llegar a las costas de la isla y descargar en el mar sus abastecimientos, las fuerzas que combatían en tierra no conseguían recuperar más que una mínima parte.  Y no obstante, una de estas operaciones constituiría una última y notable victoria del audaz almirante nipón.

Cuando el 30 de noviembre abandonó, con 8 destructores, la base avanzada de Buin, en el extremo meridional de Bougainville, los americanos tuvieron noticia de ello.  Una formación recién constituida, formada por cruceros y 4 destructores, recibió inmediatamente la orden de interceptar a las unidades enemigas.  El mando de esta formación se había asignado al contraalmirante Thomas Kindail, quien, habiendo asimilado las enseñanzas tácticas de las batallas anteriores, procuró organizar y adiestrar a sus unidades de forma adecuada.  Si se producía un enfrentamiento nocturno, el grupo de destructores se lanzaría hacia delante, desde 30° de la dirección de la proa, por el lado del combate, para poder lanzar, con ayuda del radar, un ataque por sorpresa con torpedos; mientras tanto, manteniéndose a una distancia de 12.000 m del enemigo, los cruceros no abrirían fuego hasta que los torpedos de los destructores llegasen a sus objetivos.

El plan era bastante bueno, y cuando el contraalmirante Carleton H. Wright sustituyó a KinKaid, decidió adoptarlo.  A las 22.25 horas de la noche del 30 de noviembre, cuando entraba en el Ironbotton Sound, a uan velocidad de 20 nudos, la formación estaba dispuesta de la forma siguiente:  el Mineapolis iba al frente de los cruceros New Orleand, Pensacola, Honolulu y Northampton; delante del flanco izquierdo procedían en fila los destructores Fletcher, Perkins, Maury y Drayton.  Dos millas separaban el Drayton del buque insignia; detrás iban otros dos destructores, el Lamson y el Lardner.

La noche era oscura y el cielo estaba  cubierto; la visibilidad era de unas 2 millas y el mar parecía una balsa de aceite.  A las 22,38 la  formación viró 40° a babor; como habían efectuado la maniobra simultáneamente, todos los buques se hallaron en dirección a la cabeza de puente japonesa de Tassafaronga.

Teniente segundo del Ejercito Japones armado con una pistola de 8mmHacía la misma zona estaba navegando la flotilla de Tanaka.  Dispuestos en fila detrás de su unidad insignia, el destructor Naganami, navegaban otros seis destructores,  Makinami, Oyashio, Kuroshio, Kagero, Kawakaze y Suzukase.  Delante y a babor del buque insignia y a unas 3 millas de distancia de éste se encontraba, como avanzadilla, el takanami.inicio

El radar del Minneapolis, localizó  a los japoneses a una distancia de 11.5 millas.  Entonces, el almirante Wright ordenó virar inmediatamente 40° a estribor, reconstituyendo así la formación primitiva.  Se trataba, aproximadamente, de la formación prevista en el plan de Kinkaid; pero cuando los radar señalaron que el enemigo seguía una ruta en dirección Sudeste. Wright ordenó virar de nuevo 20° a babor, para colocarse paralelamente a los  japoneses.  Toda su formación estaba ahora dispuesta en una larga línea de fila,  lo que difería mucho del esquema original.

De haber entablado inmediatamente la batalla habría podido aprovechar aún la ventaja que le proporcionaba el radar; sus destructores de cabeza se encontraban en la posición ideal para lanzar los torpedos.  Pero los comandantes de flotilla no podían tomar por su cuenta decisiones de este tipo.  Y así, mientras los buques enemigos pasaban, por una ruta paralela, a una velocidad relativa de  32 nudos, el más antiguo de los comandantes de los destructores, el del Fletcher, se vió obligado a pedir permiso para abrir fuego. 
Durante cuatro fatales minutos el almirante titubeó.  Y cuando dio su autorización el objetivo se encontraba ya hacia popa, en posición  oblicua, lo que reducía mucho la posibilidad de que fuera alcanzado.  Sin embargo, aún así, los americanos podían conseguir cierta ventaja si se mantenía a los japoneses en a ignorancia de la amenaza que se cernía sobre ellos.  Pero el almirante americano, haciendo también caso omiso de esta parte del plan, ordenó que sus unidades se empeñasen inmediatamente en combate de artillería.  Las llamaradas cegadoras de los cañones de 203 mm fueron la señal de alarma para los japoneses.

Totalmente sorprendidos, los veteranos de Tanaka tuvieron ocasión una vez más de poner a prueba toda su habilidad en los combates nocturnos.  El aislado Takanami, el más próximo al enemigo soportó todo el peso del fuego de los cruceros americanos, pero antes de que los disparos lo inmovilizaran, consiguó lanzar sus torpedos.  El buque insignía de Tanaka y sus dos unidades de retaguardia viraron inmediatamente, lanzando también sus torpedos; los resplandores de los cañones enemigos les permitían localizar perfectamente los objetivos.  Los otros cuatro destructores siguieron, durante cierto tiempo, su ruta hacía el Sudoeste, hasta que hubieron lanzado al mar todas las cadenas de cajas.  Dos de ellos lanzaron los torpedos antes de invertir el rumbo, para retirarse; los otros dos, en cambio, antes de lanzar los suyos invirtieron el rumbo y viraron ara reducir la distancia.

Así, mientras las unidades americanas seguían su navegación en línea de fila, disparando sin éxito en dirección al confuso objetivo de la  flotilla japonesa, cinco haces distintos de torpedos se dirigían hacia ellos.  A las 23,27 alcanzó su objetivo el primer grupo de torpedos; dos alcanzaron al Minneapolis, devastando un local de calderas y destruyendo el castillo de proa; el crucero escoró y quedó inmóvil.  Mientras maniobraba para esquivar el buque insignia, el New Orleans resultó alcanzado a su vez:  la explosión simultánea de la cabeza del torpedo y del pañol de municiones anterior hicieron desaparecer todo el castillo de proa.  El Pensacola, que seguía al New Orleans viró a la izquierda; pero después de esquivar a las dos unidades averiadas, reemprendió su ruta hacia el Oeste, lo que lo colocó en la trayectoria del siguiente grupo de torpedos, uno de los cuales alcanzó al crucero precisamente en el centro, provocando daños muy graves y muchas víctimas.  Los dos últimos cruceros viraron a estribor.  El Honolulu se alejó prudentemente en zigzag, en dirección Noroeste, a una velocidad de 30 nudos, y consiguió huir; el Northampton, en cambio, después de esquivar los cascos incendiados de los otros tres cruceros, volvió a la ruta anterior, sufriendo así la misma suerte que el Pensacola: dos torpedos lo alcanzaron e incendiaron.  inicio

Soldado americano instalando la bayoneta en un M1 GarandLos cuatro destructores americanos de cabeza, al no lograr distinguir claramente objetivo alguno, se habían alejado en dirección Noroeste, y, después de doblar con el Honolulu la isla de Savo, volvieron al escenario del desastre.  A excepción del Takanami, que se estaba hundiendo, todos los destructores de la flotilla de tanaka se alejaban indemnes a toda velocidad, dejando tras ellos las oscuras aguas del Ironbotton Sound iluminadas por las llamas que envolvían a los cuatro cruceros americanos.  El Northampton se hundió muy pronto; los demás pudieron ser remolcados hasta Tulagi.

DEMASIADO TARDE:
La batalla de Tassafaronga fue una gran victoria japonesa y un éxito que consagró la gran valía de Tanaka; pero no influyó en absoluto en el destino de Guadalcanal.  Aunque en diciembre el <<Tokio Express>> consiguió efectuar tres incursiones nocturnas más, la situación no sufrió cambios sustanciales.

El 11 de diciembre, el propio Tanaka, a bordo de un nuevo buque insignia ( el destructor Terezuki, capaz de una velocidad de39 nudos) acompañó a los destructores destinados al transporte de abastecimientos. Después de rechazar un ataque aéreo al amanecer, las unidades japonesas continuaron su navegación, y antes de retirarse echaron al mar, frente al cabo Esperance, 1.200 cajas.  Mientras tanto, el Terezuki, que patrullaba frente a la isla de Savo, atacó y rechazó algunas lanchas torpederas, procedentes de Tulagi, que intentaban dificultar la operación; pero en el combate, también el destructor japonés fue alcanzado por un torpedo y se había incendiado.  El Nagami rescató a Tanaka, herido y desvanecido, así como a muchos otros tripulantes del buque insignia, que se estaba hundiendo ya.

Hasta el indomable Tanaka había llegado ya ya al límite de su resistencia: reemplazado por el contraalmirante Koyanagi, volvió sl Japón.  El Estado Mayor General Imperial se convenció, al fin, de que los intentos de abastecer a las fuerzas de Guadalcanal no justifican el continuo desgaste que ello suponía.  Y así el día 4 de enero, se impartieron las órdenes referentes a la evacuación y al repliegue sobre nuevas posiciones  defensivas en Nueva Georgia, donde, hábilmente escondido entre los palmerales, se estaba construyendo, en Munda, un aeródromo.

La evacuación de unos 12.000 hombres, dada la superioridad naval y aérea que los americanos habían conseguido en aquel sector del Pacífico podría parecer un intento desesperado.  Y no obstante cada tarde, cuando oscurecía, en las aguas de Guadalcanal el dominio de la situación volvía a manos de la habilísima Marina japonesa, que, muy en secreto, se preparaba para aprovechar este factor.  En enero, tres incursiones nocturnas del <<Tokyo Express>> hicieron creer a los americanos que continuaba el envío de refuerzos.  Después, el día 1 de febrero, antes del comienzo de la luna nueva, los japoneses pusieron en práctica el plan de evacuación tan hábilmente desimulado hasta entonces.  Protegidos por una formación de cazas, 20 destructores descendieron por el Slot; naturalmente, éstos no podían disimular sus movimientos durante las horas del día, y se entabló un violento combate aéreo durante el cual quedó averiado un destructor.  Después del anochecer, la misión de continuar la acción se confió a algunas lanchas torpederas americanas que, sin embargo, no consiguieron resultado alguno, es más, perdieron tres de sus unidades.

Tres días después, un crucero y 22 destructores repitieron la operación; por último, el día 7, hostigados en vano por los ataques de los aviones del aeródromo Henderson, 18 destructores llegaron a Guadalcanal para embarcar a las últimas fuerzas japonesas que quedaban en la isla.

La lucha había terminado. inicio

AÑO 1941
AÑO 1942
AÑO 1943
AÑO 1944
AÑO 1945
Diseño de pagina @ Derechos Reservados 1998-2002