Qué imagen tan extraña y errónea que un Jefe de Estado Mayor albergara. Si alguna vez hubo una campaña de bombardeo que no fue generalizada fue la de Bagdad durante la operación Tormenta en el Desierto. A pesar de toda la visibilidad de la capital iraquí y todas las sesiones informativas — tanto públicas como las de carácter reservado — el General Powell no podía ver lo que estaba sucediendo. Años más tarde, en su autobiografía, aún se preguntaría si era necesario para el poder aéreo la necesidad de "aplastar el centro de Bagdad por más de un mes después de haber comenzado la guerra".2
Los hombres del aire podrían lamentar la inclinación de Powell por la infantería, pero dicha explicación institucional encubre asuntos mucho más importantes. Si, como algunos alegan, Tormenta en el Desierto constituyó la primera guerra de la información, la Fuerza Aérea sufrió tropiezos. Incluso los militares de alto rango y los gobernantes civiles evidentemente no comprendieron la campaña del bombardeo. Además, la atención desproporcionada sobre Bagdad, algo que estadísticamente constituía la parte más pequeña de la guerra, dio lugar a conjeturas erradas acerca de los blancos y la estrategia, las cuales aún permanecen en la actualidad.
Analicemos los siguientes hechos:
De hecho, la mayor parte del enfoque principal tuvo impacto en los civiles. El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) declaró inmediatamente después del cese del fuego que Bagdad "era una ciudad esencialmente sin marca, un cuerpo con su piel básicamente intacta, con cada hueso principal fracturado y con sus coyunturas y tendones cortados…"7 Hubo pocos escombros y se prescindió de los civiles, pero sus sistemas para sobrevivir, tales como el agua, la electricidad, el transporte y las comunicaciones fueron inhabilitados.
Para algunos, esta es la definición en sí de estratégico. Como dijera el Tte. Cnel. (retirado de la USAF) Daniel Kuehl, fue "la dislocación entrópica progresiva de las entrañas y los tejidos conectores de la sociedad e infraestructura iraquí".8 Pero, ¿acaso tuvo la ruina de dicha infraestructura convencional el efecto postulado sobre el régimen de Hussein? La respuesta sólo puede surgir de una evaluación más cándida de lo que realmente sucedió en la capital iraquí.
Antes de continuar, se deben definir explícitamente los límites geográficos y la razón por la que Bagdad fue una parte importante de la campaña aérea. En vista de que las defensas aéreas iraquíes que fortificaban la capital eran muy respetadas, el centro de Bagdad fue el territorio de los aviones de combate F-117 Stealth y los misiles cruceros.9 Treinta y un blancos estaban ubicados dentro de un radio de tres millas, extendiéndose desde el Hotel Rasheed ). En total, 45 presuntos blancos en Bagdad fueron incluidos en el plan (42 fueron atacados, 39 por el Stealth).
En vista de que el interés profuso de los medios de difusión se fijó en Bagdad, se escogió otro método sumamente preciso. La precisión del armamento y en la identificación de los blancos ayudó a que el bombardeo de alta precisión lograra una destrucción "funcional" en vez de "física". No obstante, la impresión siempre fue una de bombardeos más intensos, e incluso esos ataques dispersos eran truncados, en su mayoría por Powell y los funcionarios en Washington quienes opinaban que los daños a civiles importaban más que cualquier provecho militar. El resultado final fue que sólo hubieron unos momentos durante 24 noches en que los jets invisibles estaban en realidad presente sobre la capital iraquí. Y sólo hubieron seis días en que se sintieron los Tomahawks.
"A los iraquíes les gusta apretar el gatillo," sostuvo con sarcasmo un oficial de la Fuerza Aérea quien mencionó el pandemónium de la artillería antiaérea y de los misiles de tierra a aire que se televisaron y dieron la sensación de un bombardeo intenso por parte de las fuerzas de Coalición. El despliegue de los fuegos artificiales fue una imagen poderosa. Los jefes de la Fuerza Aérea incluso combinaron la campaña estratégica y el bombardeo a Bagdad como si fueran uno.10 El mensaje erróneo constituye que la estrategia comprobada en toda guerra futura es concentrarse en la capital, de hecho una concentración muy discriminada en sus dirigentes. No obstante, los ataques aéreos en contra de Bagdad no ofrecen la experiencia operacional para crear una base para tal sabiduría convencional después de la guerra. Tampoco está comprobado que una combinación de ataques prematuros empleando armamentos con tecnología Stealth y de alta precisión pueden derrotar rápidamente a los adversarios con un mínimo de bajas.
Espejismo de la tecnología "Stealth"
Un comunicado del The New York Times desde la capital iraquí después de la guerra, describió "un pueblo que surgía de la derrota después de haber sufrido uno de los bombardeos aéreos más intensos de la historia" (énfasis añadido).11 El experto en el Oriente Medio, Milton Viorst, repitió en el New Yorker: "A pesar de todos los explosivos que cayeron, no hubo una destrucción urbana al estilo de la segunda guerra mundial" (énfasis añadido).12 Un testigo pacifista escribió en The Nation que no habían fallecido más de tres mil civiles. "En la historia de la guerra moderna, este sería el número más bajo de civiles fallecidos a causa del bombardeo de una ciudad importante: Recuerden la devastación de Londres, Dresden, Tokio, Hiroshima, Nagasaki".13 ¿Cómo pudo haberse tergiversado tanto la impresión que se llegó a comparar Bagdad con la segunda guerra mundial, cuando decenas de miles de toneladas fueron arrojadas y decenas de miles de personas murieron en ataques individuales?
Parte de la respuesta la tienen los medios de difusión, los cuales hablaron de ataques en gran escala y de una "avalancha" de bombas, iluminando a Bagdad desde la primera noche. Voceros de las Fuerzas Armadas de los EE.UU., quienes prefirieron aprovecharse de una prensa ansiosa contribuyeron a la distorsión y le proporcionaron entrevistas y fotos del personal en el frente, cuando lo que se necesitaban eran informes más detallados y balanceados.
No obstante, el formar acusaciones no toma en cuenta la estrategia en sí de los planificadores y los que escogieron los blancos para bombardear y el empleo del avión Stealth. Durante Tormenta en el Desierto, cuarenta y dos F-117 volaron 1.296 incursiones (y 2.358 ataques por separado), lanzando 2.077 bombas, aproximadamente un 30% de las toneladas de bombas lanzadas por la Fuerza Aérea.14 En vista de la tan valorada exactitud y supervivencia del Stealth, la mayoría piensa que fue destinado para zonas de alto riesgo donde otros aviones podrían ser más vulnerables o donde las preocupaciones por daños colaterales excluía a plataformas menos exactas. El enfoque del Stealth sobre objetivos que en su mayoría incluían las zonas bien protegidas del centro de Bagdad fue mencionado como su contribución decisiva en un artículo del Departamento de Defensa titulado "La conducción de la guerra del Golfo Pérsico."15
No obstante, solamente 295 de los ataques Stealth (12 por ciento de su esfuerzo) fueron en contra de objetivos en la capital.16 Según los archivos de la Trigésima Séptima Ala de Combate, 493 de los 2,358 ataques (21 por ciento) fueron en contra de aeropuertos ubicados lejos de las zonas urbanas. Y otros 193 ataques con F-117 (8 por ciento) fueron en contra de objetivos en Kuwait y en la zona de Basra.17 De hecho, nueve de los diez objetivos más importantes atacados por los aviones Stealth, y que explican los 662 ataques (el 27 por ciento de toda la actividad de los F-117), eran objetivos atacados repetidamente por otros aviones, incluso durante la etapa inicial de la guerra, lejos de Bagdad. Solamente una sede del partido Ba’ath estaba ubicada dentro de ese círculo de ataques.18
En términos de logros históricos, no hay duda que el Stealth demostró que los objetivos individuales dentro del espacio aéreo protegido podían encontrarse en medio de las densas zonas urbanas esparcidas y que podrían disminuir el daño colateral en sus ataques. No obstante, la ilusión de su acostumbrada presencia sobre Bagdad sostuvo desventajas definitivas: La impresión pública — incluso la oficial — fue de números mucho más grandes de las bajas civiles, especialmente de acuerdo a la batalla de propaganda que se calentaba.19 Esto restringió el bombardeo a la capital.
La bomba guiada por el Stealth que tuvo más impacto fue durante la segunda oleada, la noche del 17 de enero. El Tte. Gen Charles Horner mostró por primera vez en público un vídeo del bombardeo al edificio de trece pisos del cuartel general de la Fuerza Aérea Iraquí en el extremo sudeste del aeropuerto Muthenna.20 Poco después fue de conocimiento popular que los F-117 habían atacado más de 50 objetivos en la noche de apertura y habían destruido el 40 por ciento de todos los objetivos estratégicos.21
A pesar de los informes tan vivos desde Bagdad, no ocurrió nada por el estilo. Sólo diez bombas de 2,000 libras y 39 misiles cruceros Tomahawk lanzados desde el mar atacaron objetivos en la ciudad durante las primeras 24 horas, y solamente cinco bombas adicionales y 18 misiles hicieron blanco durante el día y la noche siguiente. A pesar de que los planificadores de la Fuerza Aérea celebraron con júbilo la primera noche cuando ocurrió el apagón (todo obra de los Tomahawks, el Stealth nunca atacó la planta de energía eléctrica), el logro obscureció el hecho de que la hazaña fue en contra de uno de los objetivos más frágiles y se logró mediante ataques fuera de la capital.
Después de los primeros tres días, los F-117 pudieron informar que habían lanzado un total de seis bombas en los objetivos de la infraestructura de mando en la capital, un total de 16 bombas en Bagdad. A pesar de que el resultado a lo largo del país en contra del liderazgo fue mejor,22 la capital asumió cierto grado de inmunidad. Solamente hubo un total de 14 ataques Stealth a la infraestructura gubernamental durante la primera semana en Bagdad, esto es menos de un 15 por ciento del esfuerzo total del avión. Las defensas aéreas y el mal tiempo, al igual que los factores humanos y la fricción de la guerra, interrumpieron significativamente el esfuerzo planificado.
La primera incursión de Iraq en la propaganda contra el bombardeo, la fábrica de "leche infantil", ocurrió el 23 de enero, y poco después las discusiones sobre las bajas de civiles escaló a proporciones que iban mucho más allá de la realidad. Se habían volado decenas de miles de incursiones, y los medios de comunicación habían televisado menos de media docena de ejemplos de daños a civiles. No obstante, cada parte noticioso iraquí era impactante y los dos adversarios intercambiaron respuestas significativas.
Unos días después de la disputa sobre la fábrica de leche infantil, el primer parte de noticias surgió de ataques en la carretera de Amman durante misiones para destruir los misiles Scuds. Incluso el Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar, habló por primera vez, catalogando de inadmisibles los ataques en los buques cisterna y el tráfico de refugiados.23 La Unión Soviética, socio aparente en la Coalición internacional, se quejó intensamente a la administración de Bush sobre el "salvajismo" de la guerra aérea.24 El Presidente aseguró en su mensaje anual al Congreso que "la capacidad de Iraq de apoyar la guerra se estaba destruyendo ... No buscamos la destrucción de Iraq, ni su cultura ni su pueblo."25
Con las intromisiones de los Scuds y las crisis del día, Bagdad se desvaneció. Durante toda la segunda semana de la guerra, un total de 32 bombas fueron lanzadas sobre objetivos en la capital. Para fines de enero, se habían llevado a cabo alrededor de 60 ataques a Bagdad, menos de un tercio del número original planificado.26
Cuando a principios de febrero noticias provenientes de Basra sugirieron un bombardeo masivo, voceros del Pentágono parecían estar excesivamente enojados.27 "Nunca dijimos que no habrían daños colaterales," se quejó el Tte. Gen Thomas Kelly en una de sus reuniones informativas:
Lo que sí dijimos es que nuestros pilotos se adhirieron escrupulosamente a buenos objetivos ... y de hecho volaron según sus capacidades. Nos esforzamos ... a fin de evitar daños colaterales. Pero la guerra es un negocio deshonesto y, lamentablemente, habrán daños colaterales. No hay manera de evitarlo.28
A pesar de que Iraq ni siquiera estaba reclamando 500 bajas de civiles,29 los voceros militares estaban prácticamente admitiendo daños ocultos. Cualquiera pudo haber pensado que había ocurrido un Dresden o Tokio.
Para el momento que ocurrió el ataque al refugio Al Firdos el 13 de febrero, ya había confusión respecto a la campaña en la capital. Amiriyah fue el peor incidente de matanza de civiles, más o menos equivalente a todas las bajas iraquíes durante el mes anterior. No obstante, ese hecho no demostró cuán exitoso había sido el poderío aéreo en restringir los daños colaterales.
¿Ganó Iraq la guerra de la propaganda, o acaso la perdió Estados Unidos? Después de que Ramsey Clark, antiguo Procurador General de los EE.UU., dio al conocimiento público una vídeo cinta de la destrucción de Basra, el Contralmirante Mike McConnell, Jefe de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto, hizo las siguientes declaraciones:
Ha habido ocasiones donde hubo daño colateral, pero en el gran plan total … muy pequeños en su totalidad. Lo que hemos podido regular es que el armamento de precisión ha hecho exactamente lo que debía.
McConnell defendió la precisión destacando un hecho no muy popular que nadie quería escuchar: La propaganda iraquí fue esencialmente honesta, hubo muy pocos daños ocultos. "Cada vez que me entero que ha habido bajas de civiles, ha sido [difundido] por la televisión", dijo el Almirante. "Si recuerdo bien, quizás fue dos o tres veces."30
Un centro vacío
Desde la primera sesión de información sobre Instant Thunder en agosto de 1990, Bagdad fue el corazón simbólico de la guerra aérea en una campaña para "incapacitar, desacreditar y aislar al régimen de Hussein, eliminar la capacidad ofensiva/defensiva iraquí ... y crear condiciones que resultaran en la retirada iraquí de Kuwait."31
Si Saddam Hussein fue o no el verdadero enfoque no es el tema de este artículo. Los funcionarios en Washington se desasociaron de todo esfuerzo personal de decapitación, mientras que los planificadores del Black Hole en el componente aéreo del Comando Central (CENTCOM) acordaron que los ataques centrales tenían la finalidad de aislar a Saddam y al régimen Ba’ath. Esto interrumpiría "la capacidad de los mandatarios de comunicarse con la población,"32 crear un "vacío en las comunicaciones" para incapacitar a los mandatarios y traer, como resultado, el desorden civil e incluso el derrocamiento.33 El bombardeo con precisión en Bagdad le "comunicaría" al pueblo iraquí la vulnerabilidad del régimen, mientras que los ataques en contra de los mandatarios y las comunicaciones romperían los vínculos físicos.
Los planificadores y los que escogieron los blancos entrevistaron a contratistas y diplomáticos estadounidenses y extranjeros, desertores iraquíes e inmigrantes con la esperanza de localizar en la capital lugares estratégicos importantes. El Coronel John Warden, jefe del grupo Checkmate en el Cuartel General de la Fuerza Aérea, parado frente a una foto tomada desde un satélite declaró:
"Por ejemplo, ellos decían: "Hay un centro de comando militar en el segundo piso de ese edificio. Pasé por ahí camino al trabajo." Nosotros verificábamos la información con nuestras fuentes de información, y si coincidía, lo incluíamos en nuestra lista de objetivos."34
A nivel nacional se encontraron un total de 33 centros de la infraestructura gubernamental, una segunda categoría en comparación con las defensas aéreas y el apoyo militar en general en la víspera de la guerra.35 Se identificaron veinticinco posibles centros de mando,36 muchos de ellos construidos como "refugios con tecnología de avanzada."37 En Bagdad, cinco objetivos relacionados con la presidencia (incluyendo dos refugios) fueron identificados, y otra media docena cerca de Abu Ghraib y Taji (afuera del perímetro de tres millas). No obstante, el número más grande de objetivos en Bagdad fueron 18 en las categorías de mando, control y comunicaciones (C3), incluso líneas telefónicas, estaciones de radio y televisión y puentes que se sospechaba portaban cables de fibra óptica.
El General de Brigada Buster Glosson, jefe del grupo Black Hole temía, y el General Schwarskopf estaba de acuerdo, que la guerra aérea sólo se permitiría por unos días. "De repente la guerra iba a cesar y ... nosotros teníamos muchas otras cosas que hacer," dijo Glosson.38 Por ello, el plan era esparcir los ataques lo más posible sobre el objetivo en general. La costumbre del bombardeo "estándar" de concentrarse en un objetivo tras otro en secuencia fue rechazada, y el número de bombas a emplearse en cada objetivo por separado fue disminuido.39 El Stealth se convirtió en el instrumento principal de esta estrategia "disfrazada" y los planificadores de Black Hawk cambiaron la suposición de ocho F-117 lanzando ocho bombas sobre un objetivo típico en un sólo ataque a una o dos bombas por objetivo.40
Creyendo que sólo había una pequeña oportunidad para la sorpresa, los ataques en la infraestructura del gobierno eran los primeros, con la esperanza de adquirir una victoria rápida.41 Dieciocho objetivos en la capital fueron señalados para ser bombardeados durante los primeros tres días,42 diez en la categoría de la infraestructura gubernamental y C3 nacional.43 No obstante, cada objetivo, indistintamente de cuán grande o importante, recibió el mismo grado de atención. Objetivos militares, del partido, de la inteligencia e incluso las residencias de Saddam, fueron atacadas por una bomba de 2,000 libras o por tres a seis misiles cruceros Tomahawk de 1,000 libras.
Antes de la guerra se le prestó especial atención a los posibles daños colaterales. A la administración se le informó completamente sobre el plan durante las primeras 48 horas, y el Secretario de Defensa, Dick Cheney, y el Secretario de Estado, James Baker, revisaron la lista de objetivos detalladamente.44 Se preparó un mapa urbano junto con anotaciones describiendo el área alrededor de cada objetivo, a saber: "aislado", "escasamente poblado", "residencial" o "industrial" y se colocaron banderines especiales para identificar si los objetivos constaban de armamentos químicos o si estaban cerca de hospitales o mezquitas.45 Los pilotos de los aviones Stealth portaban mapas con anotaciones que destacaban aquellas instalaciones que contenían información de carácter reservado, tales como las embajadas.46
Cuando a finales del mes de enero el grupo Black Hole comenzó a marcar como objetivos cuatro puentes en el centro de la ciudad al sospechar que servían de conductos fibroópticos para comandos de lanzamientos de los misiles Scud,47 el alto mando intercedió. Un ataque mortal a un puente en el pueblo sureño de Nasiriyah el 4 de febrero comprobó una vez más el éxito de la propaganda iraquí,48 y a pesar de que no surgieron historias opuestas de ataques similares a puentes en Bagdad (incluso el bombardeo erróneo del Banco Central el 30 de enero),49 el General Powell consideraba los puentes como peligros adicionales. El le dijo al Schwarzkopf que los ataques a los puentes en Bagdad no valían el riesgo, y más de una semana antes de Amiriyah, Schwarzkopf le dijo a Glosson que suspendiera el bombardeo de los puentes.50
Alrededor del tiempo de la orden inicial del General Powell de disminuir los ataques en la capital, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) llegó a la conclusión que la capacidad de Bagdad de comunicarse por medios seguros con el Teatro de Operaciones Kuwaití (KTO) sólo se había "degradado moderadamente" y que aún habían rutas alternas disponibles.51 Las redes probaron ser más redundantes y más capaces de ser reconstituidas que lo que anticiparon los encargados de escoger los objetivos. Los cables coaxiales subterráneos, las fibras ópticas y, en particular, los sistemas computarizados de conmutación "probaron ser particularmente difíciles de inhabilitar."52
Una vez que los puentes y un nudo de comunicaciones que se sospechaba estaba debajo del Hotel Rasheed se eliminaron de la lista de objetivos, los planificadores del grupo Black Hole se concentraron en otros enlaces tipo C3, y llevaron a cabo 37 ataques Stealth sobre Bagdad el 13 de febrero, constituyendo éste el total más alto de la guerra . Uno de esos blancos fue el sistema C3 del refugio Al Firdos.
Después del ataque, Washington insistió en aprobar todos los blancos en la ciudad.53 Un número de funcionarios "de más antigüedad" del Pentágono y de la "administración" declararon confidencialmente que Amiriyah constituía un importante escondite alterno para la "infraestructura gubernamental" el cual había sido activado a causa del éxito de la campaña aérea.54 Pero al momento en que sucedió lo de Amiriyha, los líderes iraquíes habían asimilado un mensaje mucho más sencillo: Manténganse alejados de los lugares visibles, esperen porque los estadounidenses terminarán pronto y se marcharán. El mismo General Kelly inadvertidamente comunicó esta exención: "Yo le diría al pueblo de Iraq que el lugar más seguro para ellos durante la noche es en sus hogares, en sus camas, porque no estamos bombardeando los vecindarios."55
En casa en sus camas
Cuando Peter Arnett entrevistó a Saddam Hussein el 27 de enero, dicha entrevista tuvo lugar en una residencia humilde al noroeste de Bagdad, lejos del complejo presidencial en el centro de la ciudad.56 Una vez que el agente diplomático soviético Yevgeny M. Primakov comenzó sus frecuentes viajes diplomáticos, también se reunió con el líder iraquí en residencias privadas y no en dependencias gubernamentales.57
Antes de la guerra, el alto mando iraquí deliberó sobre dónde Saddam y el círculo de líderes debían operar. La oficina del presidente y de la guardia personal de Saddam, muy conocida por su sistema de seguridad impenetrable, contaba con múltiples edificios y residencias de las cuales escoger. A pesar de que los predios presidenciales, un complejo de cinco millas cuadradas en el codo de una curva del río Tigris, constaba de varios objetivos obvios — incluso centros de comando subterráneos58 también había docenas de residencias para personas importantes y "albergues seguros" inofensivos. Además se habían identificado numerosas oficinas y residencias del gobierno y del partido Ba’ath en otros lugares a lo largo de la ciudad.
Poco antes del fin de plazo de las Naciones Unidas, el gobierno iraquí le informó al cuerpo diplomático que trasladaría todas sus funciones fuera de la capital,59 y que los ejercicios de defensa civil se llevaban a cabo para practicar la evacuación de los civiles. Cuando comenzó el bombardeo, muchas personas huyeron de la capital hacia las zonas rurales para refugiarse con familiares y amigos y evitar lo que consideraban el inminente cataclismo en la ciudad.
Pero el círculo interior pronto se dio cuenta que la mayor parte de su plan de contingencia formal no tenía que implementarse. Tanto el gobierno francés como el soviético, alegan los funcionarios, les aseguraron que la Coalición no destruiría la capital, no perseguiría su captura ni intentaría ocupar Iraq. El bombardeo no contradijo esta promesa.
Los funcionarios iraquíes, sin excepción, alegan que después de los primeros días, ellos reconocían qué tipos de blancos se iban a atacar y cuán limitados eran los daños. A pesar de las acaloradas alegaciones públicas de los iraquíes que Saddam estaba en Kuwait con sus tropas cuando comenzó el bombardeo, fuentes cerca del presidente aseveraron que en realidad se encontraba en Bagdad, en una residencia escogida especialmente por su aspecto inofensivo. No obstante, después de los primeros días, regresó a su campamento.
En ocasiones se utilizaba un centro de mando "táctico" a nivel nacional que se había instalado en Babilonia, cerca de Hillah, a menos de 45 minutos de la capital por automóvil.
A pesar de que Warden opina que mediante los ataques al C3, Saddam estaba "reducido" a dirigir la guerra con un sistema de mando "no más moderno del que usaron Wellington y Blücher en Waterloo en 1815,"60 esto constituye una imitación de la dependencia electrónica estadounidense. La inteligencia estadounidense estaba consciente que Saddam empleaba entrevistas personales y mensajeros especiales para enviar mensajes "de carácter oficial" a sus subordinados. Durante la guerra entre Irán e Iraq, Saddam visitaba el frente sin previo aviso o convocaba a los líderes a Bagdad (la cual estaba a sólo pocas horas por carretera o a 30 minutos por helicóptero) a fin de hacer valer su control personal e intimidación.61 Numerosas acciones militares (v.gr., autorización para disparar los misiles Scud, fugas de aviones a Irán, la incursión en Khafji) requerían la autorización de Bagdad, pero el bombardeo a la infraestructura gubernamental y la interrupción en las comunicaciones no tuvo gran efecto. Los funcionarios iraquíes alegan que, por lo regular, las instrucciones eran escritas y transmitidas por mensajero. Y, como quiera, la mayoría de los blancos atacados estaban desocupados.
Al preguntárseles que describieran el impacto que tuvo el bombardeo a Bagdad sobre la toma de decisiones del gobierno y la capacidad militar, funcionarios conocedores alegan que dando por sentado su suposición de una guerra corta (al menos una guerra aérea corta), ellos sólo podían pensar en consecuencias menores, particularmente si se contaba con generadores de emergencia que se empleaban para manejar las necesidades más importantes. En términos de hábitos de trabajo o vidas cotidianas, los funcionarios no podían proporcionar ningún ejemplo de impactos adversos además de las supuestas "inconveniencias" de la guerra.
A pesar de que el impacto sicológico del bombardeo estratégico es una de sus cualidades cardinales, y los ataques a objetivos específicos estaban destinados a enviar mensajes discretos,62 los funcionarios iraquíes se regocijaban al decir que la precisión era calmante en vez de desconcertante. En una ciudad del tamaño del área metropolitana de Nueva York, con una población de más de cuatro millones, los ataques dispersos e irregulares aparentemente validaban su decisión de no rendirse ante la Coalición. A principios de febrero, la población evidentemente estuvo de acuerdo ya que comenzaron a regresar a la capital y se reanudó el comercio básico normal.
Quizás la intención del bombardeo de alta precisión a la infraestructura gubernamental era "enviar un mensaje" al pueblo iraquí, pero la mayoría de los ciudadanos de Bagdad conocían muy poco de lo que sucedía dentro del complejo de Saddam. Por lo tanto, irónicamente, habían pocas señas visibles que Saddam o el partido Ba’ath estaban en realidad seriamente amenazados.63 El esfuerzo del bombardeo limitado fue su propio mensajero. En 1993, un ministro de Relaciones Exteriores declaró: "Si se pregunta acerca de los resultados en Bagdad, evidentemente un bombardeo más intenso hubiese impresionado más a la población."
La destrucción rápida y precisa de muchos objetivos a lo largo de la profundidad estratégica de Iraq es la evidencia principal de aquellos que abogan por el poder aéreo y lo utilizan para probar el éxito de la guerra aérea. Encuestas llevadas a cabo después de la guerra confirman la destrucción precisa de las dependencias de C3,64 pero es difícil llegar a la conclusión de que el daño físico detuvo a la infraestructura gubernamental. "Cuando las comunicaciones del alto mando sufren daños excesivos, tal como sucedió en Iraq", asevera Warden, "los líderes experimentan grandes dificultades en dirigir los esfuerzos de la gurra." Warden continúa declarando que "la falta de comunicaciones no sólo reprime el refuerzo del estado de ánimo de la nación sino también facilita la rebelión dentro de los elementos disidentes."65 Es un hecho que la guerra dificultó, si no imposibilitó, las comunicaciones con el sur, pero hay pocas evidencias con respecto a los efectos en dirigir los esfuerzos de la guerra. Las suposiciones estadounidenses son solamente de qué efecto el bombardeo de precisión debe indicar y conseguir.66
De manera similar, en un estudio de la Corporación Rand titulado A League of Airmen, manifiesta que los ataques a los puentes de Bagdad "derribaron los cables de las comunicaciones fibroópticas ... "67 No hay evidencias que la misión tuvo éxito, Rand sólo repitió el resultado esperado. De hecho, al final de la guerra, la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa concluyó que:
la incapacidad de la Coalición de mermar el mando y control de los misiles balísticos de corto alcance (SRBM) es ... significativa, a pesar de los esfuerzos determinados de incapacitar las redes nacionales militares y civiles iraquíes. Incluso durante los últimos días de la guerra, Bagdad retuvo una suficiente capacidad para iniciar el fuego desde nuevas áreas de lanzamiento y de cambiar el objetivo de los misiles balísticos de corto alcance de zonas urbanas a militares y valiosas, tales como el reactor nuclear Dimona.68
Mucho antes del cese de fuego el 28 de febrero, la astucia y los recursos iraquíes eran obvios, tanto en el empleo de señuelos y engaños como en las preparaciones para el bombardeo de precisión. A lo largo del país, se llevó a cabo un esfuerzo masivo para desmantelar instalaciones donde se fabricaban y administraban equipo de producción, computadoras, archivos y materiales. En las centrales telefónicas, plantas eléctricas, refinerías y otras instalaciones, incluso en los museos de Bagdad, equipo valioso y piezas de repuesto fueron trasladadas y llevadas a lugares que se pensó no iban a ser bombardeados.69
Después de haber pasado más de seis semanas en Bagdad después de la guerra durante dos viajes en 1991 y 1993 e inspeccionando prácticamente cada objetivo atacado, lo que resultó obvio para mi fue que el en contra de Saddam sólo fue una contienda con los edificios de Saddam.70 Las visitas a los ministerios, cuarteles generales y lugares de comunicaciones revelaron una de las debilidades irónicas del bombardeo de precisión. De hecho, los ataques ocasionaron pocos daños en las zonas aledañas y los edificios estaban considerados inservibles. Pero los oficiales iraquíes se prepararon al evacuar sus lugares acostumbrados de trabajo. Comunicaciones alternas se pudieron establecer, facilitadas por una estrategia de bombardeo de alta precisión. Y que nunca constituyó una amenaza para las comunicaciones durante un periodo en particular.
El bombardeo para minimizar los daños y la precisión aseguraron la seguridad de los líderes civiles y militares. El Ministerio de Defensa, por ejemplo, fue trasladado al edificio del Ministerio de la Juventud. La oficina del presidente funcionaba desde el Ministerio de Planificación Central dentro del complejo Tigris, a tan sólo 200 pies del puente Jumhuriyah el cual fue bombardeado.
No hay certeza manifiesta y concreta que ninguno de los objetivos del liderazgo de Bagdad estaba en uso al momento del ataque. Los ministros y el personal esencial fueron evacuados de los edificios antes del 17 de enero, llevándose consigo equipos y archivos. En el caso de algunos blancos, tales como las centrales telefónicas y los relés de radio, los puentes y las plantas eléctricas, una o dos bombas bien colocadas eran, de hecho, suficiente para lograr la destrucción tan deseada. Pero no hay pruebas de estos ejemplos que muestren que cantidades pequeñas de bombas pueden de-rrotar al "liderazgo" o el meollo de cualquier sociedad durante una guerra corta.
Además, a pesar de que no hay evidencia de impactos psicológicos adversos a la población civil como resultado del bombardeo a Bagdad, la mera modestia de la campaña tuvo repercusiones negativas desastrosas. En lugares donde el bombardeo fue más "tradicional" y mucho más intenso, tal como en Basra al sur y en ciudades al norte, el desorden civil fue mucho más intenso y el control del gobierno central fue socavado.
De todas maneras, estas son zonas de kurdos y shiitas propensas a la hostilidad hacia Bagdad. Pero la guerra civil en la periferia no fue ni planeada ni prevista.
En Bagdad, donde el bombardeo fue limitado, Saddam Hussein mantuvo un firme dominio. Inmediatamente después del cese de fuego, el pueblo esperó cauteloso la presión por parte de la Coalición o la acción militar para facilitar la caída del régimen. Cuando nada ocurrió, la mayoría regresó a su vida normal antes de la guerra. El régimen utilizó la "masacre" en Amiriyah y el bombardeo de la fábrica de leche infantil para demostrar la forma injusta en que Iraq había sido víctima. La dispersión de los ataques a Bagdad le dio credibilidad a la propaganda, ¿qué otras explicaciones podían haber más que el dolor intencional cuando tantos blancos gubernamentales no se llegaron a bombardear?
A pesar de la jactancia de la guerra aérea por las bombas lanzadas en los pozos de ascensores y a través de las puertas de los palacios y los ministerios de Saddam,71 la verdadera estructura del dominio gubernamental — la seguridad interna y los elementos del partido Ba’ath a nivel local, las oficinas gubernamentales y los campos militares urbanos — resultaron ilesos. La selección de blancos y la estrategia falaz son culpables de ello. El debate absurdo sobre el bombardeo de estatuas y el ataque infructuoso al edificio desocupado de la sede central del partido Ba’ath el último día de la guerra, demuestran la mengua en el pensamiento estratégico de la Fuerza Aérea a medida que Tormenta en el Desierto continuaba. Saddam no podía tener predominio del espacio aéreo sobre su propia capital y Estados Unidos podía bombardear lo que se le antojara. ¡Qué logro para el poder aéreo! Bagdad, sin embargo, terminó como un símbolo, una efigie para los partidarios del culto del liderazgo. El aporte principal a la decisión de Saddam de retirarse — los ataques a la infraestructura gubernamental, el bombardeo estratégico tradicional, los ataques tácticos y la guerra terrestre — aún constituye un misterio.
2. Colin Powell con Joseph E. Persico, My American Journey (New York: Random House, 1995), pág. 513.
3. De las más de 215,000 bombas lanzadas, 10,500 fueron guiadas por láser. De éstas, menos de 8,000 se usaron en contra de "blancos estratégicos". Ver Thomas A Keaney y Eliot A. Cohen, Gulf War Air Power Survey (GWAPS), (Estudio del poder aéreo en la guerra del Golfo Pérsico) volumen 5, parte 1, pág. 549–54.
4. Un total de 84,200 toneladas fueron lanzadas por aviones estadounidenses. Departamento de la Fuerza Aérea, Reaching Globally, Reaching Powerfully: The United States Air Force in the Gulf War: A Report (Alcanzando globalmente, alcanzado poderosamente: La Fuerza Aérea de los EE.UU. en la guerra del Golfo Pérsico: Un informe.) (Washington D.C.: Departamento de la Fuerza Aérea, septiembre de 1991), pág. 28; Departamento de Defensa, Conduct of the Persian Gulf War: Final Report to Congress, (Conducción de la guerra del Golfo Pérsico: Informe final al Congreso) volumen 2 (Washington D.C.: Departamento de Defensa, 1992, T—78.
5. La sede central del partido Ba’ath fue bombardeada 28 veces, el Cuartel General de la Fuerza Aérea Iraquí fue bombardeado 17 veces y el aeropuerto Muthenna, 25 veces. Información extraída de una lista informal obtenida por el autor de blancos y tarjeta de resultados del F-117, 37ª Ala de Combate. El 17 de enero seis Tomahawks fueron disparados en contra de la sede del partido Ba’ath. GWAPS, volumen 4, parte 1, pág. 173; y volumen 2, parte 1, pág. 124, 246.
6. Consulte, por ejemplo, John A. Warden, III, "Employing Air Power in the Twenty-first Century," (Empleando el poder aéreo en el siglo XXI) en The Future of Air Power in the Aftermath of the Gulf War, (El futuro del poder aéreo en la secuela de la guerra del Golfo Pérsico) editores Richard H. Schultz, Jr., y Robert L. Pfaltzgraff, Jr., (Maxwell AFB, Ala.: Air University Press, 1992), pág. 81; John R. Pardo, Jr., "Parallel Warfare: Its Nature and Application," (La guerra paralela: Su naturaleza y aplicación) en Challenge and Response: Anticipating US Military Security Concerns, editores Karl Magyar et al. (Washington D.C.: Government Printing Office, 1994), pág. 283; Casey Anderson, "Hyperwar’ success may alter AF doctrine," (El éxito de la hiperguerra podría alterar la doctrina de la Fuerza Aérea) Air Force Times, 22 de abril de 1991, pág. 24; ídem, "Air Force looks at going deep quickly in future wars," (La Fuerza Aérea analiza detalladamente si debe o no involucrarse rápidamente en futuras guerras) Navy Times, 29 de abril de 1991, pág. 27; "Catching up with doctrine," (Poniéndose al día con la doctrina) Jane’s Defence Weekly, 29 de junio de 1991, pág. 1174.
7. Citado en Samir al-Kahl, "Iraq and its Future," (Irak y su futuro) New York Review of Books, 11 de abril de 1991, pág. 10.
8. Comunicaciones privadas, por escrito, con el autor.
9. Esto excluye el aeropuerto Rasheed y los objetivos en los suburbios de Abu Ghraib y Taji.
10. "Nosotros no hicimos un bombardeo masivo en el centro de Bagdad", dijo el General Merrill McPeak, Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, en su informe al final de la guerra. "Resulta obvio para cualquiera que ha estado mirando la televisión, las fotografías de las vecindades en Bagdad ilesas, el pueblo conduciendo por las calles, caminando en las aceras, etcétera...." (énfasis añadido). General "Tony" McPeak, USAF, brífin de noticias del Departamento de Defensa (DOD), viernes, 15 de marzo de 1991, 2 p.m., hora oficial del Este. "Para hacer las cosas que hicimos en Bagdad, anteriormente hubiese tomado un gran número de bombas ocasionando muchos daños a las áreas aledañas," agregó el General Charles Horner. "Estos muchachos salían noche tras noche y atacaron edificios individualmente" (énfasis añadido). Erick Schmitt con Michael R. Gordon, "Unforeseen Problems in Air War Forced Allies to Improvise Tactics," (Los problemas imprevistos en la guerra aérea forzó a los Aliados a improvisar tácticas) The New York Times, 10 de marzo de 1991, A1.
11. Paul Lewis, "Iraq’s Scars of War: Scarce and Precise," (Las cicatrices de la guerra de Irak: Pocas y precisas) The New York Times, 22 de abril de 1991, A1.
12. Milton Viorst, "Report from Baghdad," (Informe desde Bagdad), The New Yorker, 24 de junio de 1991, pág. 58.
13. Erika Munk, "The New Face of Techno-War," (La nueva fachada de la tecnoguerra) The Nation, 6 de mayo de 1991, pág. 583.
14. En sí, hubieron 2,592 oportunidades potenciales para lanzar bombas, pero muchos de los ataques fueron frustrados. Consulte Conduct of the Persian Gulf War, volumen 2, T-75; USAF Fact Sheet, "37th Fighter Wing, Operation Desert Shield/Operation Desert Storm," (37ª Ala de Combate, Operación Escudo/Tormenta en el Desierto) vigente a partir de noviembre de 1991. Un ataque se debe diferenciar de una misión por el hecho de que la mayoría de las misiones del F-117 incluyen dos ataques precisos con un bomba destinada para lanzarse sobre un punto de orientación y la segunda destinada para lanzarse sobre un segundo punto de orientación. En ocasiones los puntos de orientación se encontraba en el mismo blanco, pero en muchos de los casos, se encontraban en distintos blancos, a veces separados por grandes distancias. Informes sobre los gastos de artillería fueron provistos por CENTAF como respuesta a una solicitud basada en la Ley de la Libertad de Información: 1,316 GBU-10, 33 GBU-12, 718 GBU-27, y cuatro MK84LD. La cifra ligeramente distinta de 2,077 aparece en una carta de la 37ª Ala de Combate (37 OSS) al autor, Asunto: Solicitud bajo la Ley de Libertad de Información #92-01, 11 de febrero de 1992.
15. Conduct of the Persian Gulf War, volumen 2, T-75.
16. Información extraída de una lista informal de blancos y tarjeta de resultados del F-117, 37a Ala de Combate. Estos aviones lanzaron 244 bombas (11 por ciento del total del Stealth). Un total de 96 misiones en Bagdad fueron frustradas y las bombas no se lanzaron a causa del clima, las defensas aéreas, la incapacidad de los pilotos de localizar el blanco o el mal funcionamiento del equipo (consultar tabla 2).
17. Ib.
18. Los diez objetivos principales del Stealth incluyen la fábrica Samarra de armamento químico (149 misiones), la instalación Salman Pak para la elaboración de armamento químico y biológico (72 misiones), el aeropuerto Ubaydah bin Al Jarrah en Kut (72 misiones), el aeropuerto Balad (60 misiones), el aeropuerto Tallil (57 misiones), el centro de investigación nuclear Tuwaitha (56 misiones), la sede del partido Ba’ath (55 misiones), el aeropuerto Al Asad (48 misiones), el aeropuerto H2 (47 misiones) y el aeropuerto Qayyarah (39 misiones).
19. Quizás la presión de la Casa Blanca sobre los ejecutivos de los medios de comunicación para que trasladaran a los reporteros en Bagdad antes del bombardeo tuvo otros fines, pero los medios de comunicación comprendieron las peticiones de Marlin Fitzwater como un aviso que el pueblo de Bagdad corría "graves peligros" dada la intensidad del bombardeo que iba a ocurrir. Peter Arnett, Live from the Battlefield (En vivo desde el campo de batalla) (New York: Simon & Schuster, 1994), pág. 363–64. También consulte a John R. MacArthur, Second Front: Censorship and Propaganda in the Gulf War (Censura y propaganda en la guerra del Golfo Pérsico) (New York: Hill y Wang, 1992) pág. 185–87.
20. General H. Norman Schwarzkopf y Tte. Gen Charles A. Horner, brifin de noticias CENTCOM, Riyadh, viernes, 18 de enero de 1991, 7 p.m., hora oficial del Este.
21. Air Force Posture 1995 (Planteamiento de la Fuerza Aérea 1995), Joint Statement of Secretary of the Air Force Sheila E. Widnall and Chief of Staff General Ronald R. Fogleman: Testimony before the House National Security Committee, (Declaración conjunta de la Secretaria de la Fuerza Aérea, Sheila E. Widnall y el Jefe de Estado Mayor General Ronald R. Fogleman: Testimonio ante el Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes), 22 de febrero de 1995, pág. 18; Conduct of the Persian Gulf War, pág. 156, 22. Consultar también Tte. Gen Charles A. Horner, Stealth and Desert Storm: Testimony before the House Defense Appropriations Committee (El Stealth y Tormenta en el Desierto: Testimonio ante el Comité de la Cámara de Representantes de Asignaciones de la Defensa), 30 de abril de 1991, pág. 2; "The Value of Stealth," (El valor del Stealth) testimonio por el General John M. Loh ante el Subcomité de la Cámara de Representantes de Asignaciones de la Defensa), 30 de abril de 1991, pág. 3.
22. Para finales de la primera semana, un total de 51 ataques Stealth y 36 misiles Tomahawk, complementados por ocho F-16 y cuatro F-111, fueron registrados como misiones de vuelo en contra de los objetivos de la infraestructura gubernamental. GWAPS, volumen 5, parte 1, pág. 419–25. Misiones de F-16 fueron voladas en contra del Cuartel General de la Tercera Unidad en Kuwait, perteneciente a la categoría de la infraestructura gubernamental. La primera noche, cuatro F-111 fueron encomendados con la tarea de bombardear Tikrit, la residencia de veraneo de Saddam, uno de estos ataques tuvo éxito. La lista de blancos del F111 y las tarjetas de resultados las obtuvo el autor.
23. El 30 de enero, funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores de Jordania declararon que cuatro de sus ciudadanos y un egipcio habían sido asesinados durante ataques aéreos deliberados y brutales de los Aliados en la carretera Bagdad-Amman. BBC World Service (Servicio Mundial de la BBC), Gulf Crisis Chronology (Cronología de la crisis del Golfo Pérsico) (London: Longman Current Affairs, 1991), pág. 209. Consultar también UPI (Prensa Unida Internacional) (United Nations [Naciones Unidas]), "UN Leader Condemns Reported Bombing of Jordanian Drivers by Allied Forces" (Líder de las Naciones Unidas condena el bombardeo de las Fuerzas Aliadas a choferes jordanos), 4 de febrero de 1991; Rick Atkinson y Dan Balz, "US: Iraq Exploiting Civilians" (EE.UU.: Irak explotando a la población civil), Washington Post, 5 de febrero de 1991, A1. El presidente de Tunisia, Zini El Abadine Ben Ali, declaró ante las Naciones Unidas el 30 de enero que la destrucción de Irak era "intolerable".
24. James A. Baker, III, con Thomas M. DeFrank, The Politics of Diplomacy (La política de la diplomacia) (New York: G. P. Putnam’s Sons, 1995), pág. 402, 404.
25. Mensaje anual del Presidente ante una sesión conjunta del Congreso, 29 de enero 1991, publicado en el Foreign Policy Bulletin, enero–abril de 1991, pág. 58.
26. Michael R. Gordon y Bernard E. Trainor, The Generals’ War: The Inside Story of the Conflict in the Gulf (La guerra de los generales: La historia confidencial del conflicto en el Golfo Pérsico) (Boston: Little, Brown, 1991), pág. 312–13. Gordon y Trainor alegan que al cabo de dos semanas, alrededor de cien ataques tuvieron lugar en Bagdad, pero ellos sobrestimaron (ver tabla 1).
27. Mark Fineman, "Smoke Blots Out Sun in Bomb-blasted Basra," (Humo del bombardeo eclipsa el Sol de Basra) Los Angeles Times, 5 de febrero de 1991, pág. 7; Nora Boustany, "Iraq Waits Impatiently for Ground War to Start," (Irak aguarda impacientemente que comience la guerra terrestre) Washington Post, 8 de febrero de 1991, A16; Carol Rosenberg, "Scenes of war’s havoc," (Escenas de los estragos de la guerra) Philadelphia Inquirer, 10 de febrero de 1991, 1A. El General de Brigada Richard Neal respondió a las alegaciones con una extensa explicación que comprobaba los daños internos: "Es importante comprender que Basra es, en el verdadero sentido de la palabra, una ciudad militar ... Como resultado de todos estos distintos objetivos que están cerca de las estaciones transmisoras de radio, los lugares de comunicación, los almacenamientos de petróleo, aceite y lubricantes, fábricas de productos químicos, capacidades de depósito significativas ... para nosotros resulta muy difícil separarlos. Pero aún después de haber dicho esto, creo que nuestro personal a cargo de escoger los blancos y los que descargaban la artillería han tomado medidas extraordinarias para tratar de limitar el daño colateral, a causa de la cercanía de estos blancos a lugares limítrofes civiles." (Informe de noticias de CENTCOM, 11 de febrero de 1991, 10 p.m., hora oficial del Este).
28. Tte. Gen Thomas Kelly, informe de noticias del Departamento de Defensa, 7 de febrero de 1991, 11:30 p.m., hora oficial del Este.
29. El 5 de febrero, el Ministro de Relaciones Exteriores, Tariz Aziz, declaró que 428 civiles iraquíes habían muerto y 650 heridos en bombardeos desde el inicio de la guerra. El 6 de febrero, el periódico The New York Times informó que 108 civiles iraquíes habían muerto y 249 heridos en ataques a vecindades residenciales. Alan Cowell, "Iraq Suspending Fuel Sales, as Raid Widens Shortages," (Iraq suspende las ventas de gasolina a medida que crece la escasez) The New York Times, 6 de febrero de 1991, A11. El 8 de febrero, se citaron 600 bajas de civiles. Nora Boustany, "Iraq Awaits Impatiently for Ground War to Start," Washington Post, 8 de febrero de 1991, A16. El Ministro de Asuntos Religiosos iraquí alegó el 11 de febrero que "miles" de civiles habían muerto o habían sido heridos durante los bombardeos, una cifra significativamente más alta que la anterior de 650 muertos y 750 heridos que había emitido el Ministerio de Información. "Iraqui Lifts Estimate of Civilian Loss to Thousands," (Iraquí aumenta a miles la cifra de bajas civiles) The New York Times, 12 de febrero de 1991, A13. Obviamente, esta fue una declaración dirigida al público árabe.
30. Contraalmirante Mike McConnell, informe de noticias del Departamento de Defensa, 22 de febrero de 1991, 3:30 p.m., hora oficial del Este.
31. Brifin de la Fuerza Aérea y el grupo Checkmate (TS/LIMDIS), "Instant Thunder: Proposed Strategic Air Campaign," (Trueno Instantáneo: Campaña aérea estratégica propuesta) 14 de agosto de 1990, desclasificado y diseminado bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA).
32. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 109. Dada la alta capacidad de la toma de decisiones centralizada de Irak, "el aislamiento y la incapacidad" fueron denominadas como una finalidad del bombardeo de "importancia avasalladora". Conduct of the Persian Gulf War, pág. 199. Ver también GWAPS, volumen 2, parte 1, pág. 22. "La intención fue fragmentar y desorganizar los líderes políticos iraquíes civiles y militares al atacar el C2 (comando y control) de las fuerzas militares iraquíes, los elementos internos de seguridad y dentro del gobierno ... El primer objetivo de fijar el blanco fue el de incapacitar y aislar a las máximas autoridades de Irak," continúa el informe. Conduct of the Persian Gulf War, pág. 126–27.
33. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 157.
34. Airpower in the Gulf, (Poderío aéreo en el Golfo Pérsico) pág. 45.
35. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 10, 115; volumen 2, parte 2, pág. 280.
36. GWAPS, volumen 2, parte 1, pág. 206.
37. Brifin del AF/Checkmate, Desert Storm (Tormenta en el Desierto) (después de la guerra alrededor de 1992), difundido bajo el FOIA.
38. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág 164. Durante el brifin de Warden el 17 de agosto, Schwarzkopf declaró que "para finales de la primera semana tendremos ¡cualquier cantidad de presiones! El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas comenzará a a vociferar. Si podemos terminar en seis días, podemos decir "lo sentimos" y nos vamos. No va a ser un espectáculo muy bonito, pero lo vamos a conseguir." Richard T. Reynolds, Heart of the Storm: The Genesis of the Air Campaign against Iraq (El corazón de la tormenta: El génesis de la Campaña Aérea en contra de Irak) (Maxwell AFB, Ala.: Air University Press, 1995), pág. 109.
39. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 65.
40. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 123; volumen 1 parte 2, pág. 173.
41. GWAPS, volumen 2, parte 2, pág. 282.
42. Estos blancos incluyeron el centro de comunicaciones en la calle Rasheed (conocido anteriormente como el Edificio AT&T), el transmisor internacional RADCOM en Bagdad, las instalaciones de comunicaciones en Jenoub (Ma’moon), la estación receptora y de relé de radio en Bagdad (al norte de Al Firdos), el cuartel general de la inteligencia militar en Bagdad, el cuartel general de la terminal RADREL de la Defensa Aérea en Bagdad (Wahda), la sede del partido Ba’ath, la planta eléctrica en Doura, el Cuartel General de la Fuerza Aérea Iraquí, el centro de televisión de Bagdad, el cuartel general del Servicio de Inteligencia Iraquí, la central telefónica en Maiden Square (Bab al Muadem), el cuartel general del Ministerio de Defensa (MOD), el Ministerio de Información y Cultura, el Centro Nacional de Computadoras del MOD, el nuevo palacio presidencial, la residencia y el refugio presidencial en Bagdad y la central telefónica en Shemal.
43. Estos incluyeron el cuartel general de la Seguridad Interna en Bagdad, el cuartel general de la inteligencia militar en Bagdad, la sede del partido Ba’ath, el Cuartel General de la Fuerza Aérea Iraquí, el cuartel general del Servicio de Inteligencia Iraquí, el cuartel general del Ministerio de Defensa, el Ministerio de Información y Cultura, el Centro Nacional de Computadoras del MOD, el nuevo palacio presidencial y el refugio presidencial.
44. GWAPS, volumen 1, parte 2, pág. 90; volumen 2, parte 2, pág. 78; Gordon y Trainor, pág. 365.
45. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 89.
46. Conduct of the Persian Gulf War, pág. 133.
47. GWAPS, volumen 2, part 2, pág. 285–87; Conduct of the Persian Gulf War, pág. 238; Atkinson, pág. 295.
48. La declaración la hizo Irak el 6 de febrero. "Iraqis Sever Ties with Six Nations," (Los iraquíes rompen relaciones con seis naciones), The New York Times, 7 de febrero de 1991, A1; Nora Boustany, "Iraq Charges High Civilian Toll in Air Raids," (Irak culpa a las redadas aéreas por el alto número de bajas civiles) Washington Post, 7 de febrero de 1991, A1; Alfonso Rojas, "A bridge too near for civilians as bombers strike," (Un puente muy cercano a los civiles mientras los bombarderos atacan) Guardian (Londres), 8 de febrero de 1991.
49. El 30 de enero, en un ataque en contra del puente Ahrar en el centro, cerca del hotel Mansour Melia, por error se bombardeó el Banco Central en la antigua zona del mercado; no hubieron bajas. Los informes de los ataques a los puentes aparecen en R.W. Apple Jr., "Heaviest Shelling by the Allies Yet Rips South Kuwait," (El bombardeo más fuerte hasta el momento destroza el sur de Kuwait) The New York Times, 13 de febrero de 1991, 1; "Two Government Departments Hit in Allied Air Strikes on Baghdad," (Dos departamentos gubernamentales fueron bombardeados durante ataques aéreos de los Aliados sobre Bagdad), The New York Times, 13 de febrero de 1991, A14; "Iraqi Lifts Estimate of Civilian Loss to Thousands," (Iraquí eleva el total de bajas civiles a miles) The New York Times, 12 de febrero de 1991, A13. Durante una visita a los Infantes de Marina, le preguntaron a al Schwarzkopf sobre el bombardeo de los puentes en Bagdad el 13 de febrero. El respondió que "hubo muy buenas razones por la que se bombardeó ese puente en Bagdad". El equivocadamente declaró que el puente formaba parte de una ruta de abastecimiento importante que se estaba utilizando para abastecer a las tropas iraquíes en Kuwait. UPI (Arabia Saudita del Norte), "Schwarzkopf Defends US Bombings," (Schwarzkopf defiende los ataques de los EE.UU.), 14 de febrero de 1991. El bombardeo del Banco Central fue informado por primera vez en el escrito de Lee Hockstader titulado "Battered Baghdad Struggles On: Citizens of Iraqui Capital Bemoan Reversal of Fortunes," (Una Bagdad destruida lucha: Ciudadanos de la capital iraquí lamentan el volteo de la fortuna) Washington Post, 28 de febrero de 1991, A1.
50. El GWAPS especuló que la publicidad por parte de los medios de televisión del ataque al puente Nasiriyah el 4 de febrero pudo haber influenciado a Powell. "Las bajas civiles en ese lugar pudieron haber aumentado la reacción de Powell hacia los ataques nocturnos de los F-117 en contra de los puentes en el centro de Bagdad." GWAPS, volumen 2, parte 1, pág. 221. "Los dirigentes en Washington aparentemente han concluido que estos efectos (de haber inhabilitado los puentes) no merecían la publicidad negativa que un ataque sistemático a los puentes de Bagdad pudo, con toda probabilidad, haber producido...GWAPS no pudo encontrar ningún archivo proveniente de Washington que claramente restringiera los bombardeos." GWAPS, volumen 2, parte 2, pág. 287. Consultar también a Erick Schmitt, "Iraq Said to Hide Key War Center in a Baghdad Hotel for Foreigners," (Irak ordenó esconder el Centro de Guerra principal de Bagdad en un hotel para extranjeros) The New York Times, 14 de febrero de 1991, A1; y R.W. Apple Jr., "Allies to Review Air Target Plan to Avoid Civilians," (Los Aliados revisarán los planes de ataques aéreos para evitar civiles) The New York Times, 15 de febrero de 1991, A1.
51. Departamento del Ejército, Operación Escudo/Tormenta en el Desierto, Historia de la Inteligencia Militar, volumen 2, n.d. (1991), pág. 8–113, parcialmente desclasificada y difundida bajo el FOIA. El 6 de febrero, el CENTCOM informó que "la infraestructura gubernamental iraquí continúa controlando sus fuerzas militares." Informe de la situación (SITREP) del CENTCOM para el 6 de febrero de 1991, emitido bajo el FOIA.
52. Resumen de Informes del GWAPS, 70. En vista de que las comunicaciones se reanudaron, los blancos "requerían de nuevos ataques persistentes." Conduct of the Persian Gulf War, pág. 127. La capacidad a nivel nacional podía repararse y "por lo tanto debía atacarse repetidamente." Ib., pág. 201.
53. Según el Gulf War Air Power Survey, "En resumidas cuentas, las bajas de civiles dieron fin a la campaña aérea estratégica en contra de los blancos en Bagdad." GWAPS, volumen 2 parte 1, pág. 206. Ver también Gordon y Trainor, pág. 326–37.
54. Consultar por ejemplo el artículo de Rick Atkinson y Dan Balz, "Bombardeo mata gran número de civiles en edificio considerado un refugio militar a prueba de bombas por los EE.UU. y un refugio de ciudadanos por los iraquíes," Washington Post, 14 de febrero de 1991, A25; Michael R. Gordon, "U.S. Calls Target a Command Center," (Estados Unidos cataloga un blanco como centro de mando) The New York Times, 14 de febrero de 1991, A17.
55. Tte. Gen (Ejército) Thomas Kelly y Capitán (Armada) David Herrington, informe de noticias del Departamento de Defensa, miércoles, 13 de febrero de 1991, 3:30, hora oficial del Este.
56. Arnett, pág. 399–400.
57. Literaturnaya Gazeta, 27 de febrero de 1991, citado en GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 68.
58. Los blancos identificados por los EE.UU. en esta zona incluían el Centro de Conferencias en Bagdad, el Hotel Rasheed, el Ministerio de Industria, el Centro de Control del Gobierno al Sur (un centro de comunicaciones/mando al noroeste del nuevo palacio presidencial), el nuevo palacio presidencial y el centro de mando, una residencia presidencial y un centro de mando, la sede del partido Ba’ath, el cuartel general de la Guardia Republicana y el complejo del Servicio de Seguridad presidencial.
59. Conduct of the Persian Gulf War, 95.
60. Atkinson, pág. 274. A finales de la segunda semana, la Fuerza Aérea escribió: "Aún con la interrupción de los refuerzos a los sistemas de comunicación, Saddam Husseim fue reducido a enviar órdenes de Bagdad a Kuwait por mensajero; el viaje tomaba como mínimo 48 horas" (énfasis añadido). Reaching Globally, Reaching Powerfully: The United States Air Force in the Gulf War, pág. 23. Schwarzkopf también declaró que "Saddam Hussein y los iraquíes habían sido forzados de cambiar a los sistemas de refuerzo y que dichos sistemas eran menos eficaces y más fáciles de atacar." Gen Norman Schwarzkpof, Brigadier Gen Buster Glosson, brifin de noticias del CENTCOM, Riyadh, Arabia Saudita, 30 de enero de 1991. "La campaña de bombardeos degradó seriamente la red de comunicaciones nacional de Irak al destruir el sistema de seguridad favorito de Saddam Hussein para comunicarse con sus fuerzas en campaña." Conduct of the Persian Gulf War, pág. 200.
61. GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 69. Los desertores iraquíes durante Tormenta en el Desierto indicaron una alta dependencia en los mensajeros. Interrogaciones a marineros capturados después de la Batalla de Bubiyan revelaron que las órdenes secretas eran entregadas en persona desde el Cuartel General de la Armada Iraquí en Basra a los capitanes del Polnocnyy LSMs ordenándoles que navegaran sus barcos hacia el puerto Bandar Khomeini en Irán. CNA, Desert Storm Reconstruction Report, volumen 6, pág. 4–7, parcialmente desclasificado y emitido bajo el FOIA.
62. La destrucción del C3 central, pensó Glosson, "pondría a cada familia en un modo autónomo y los haría sentir aislados. No quería que escucharan las estaciones de radio y supieran lo que estaba sucediendo. Quería jugar con su psiquis." GWAPS, volumen 1, parte 1, pág. 93.
63. A pesar de que una gran dosis de las "operaciones estratégicas psicológicas" estaban destinadas a influenciar al pueblo de Bagdad, a causa de varias razones, la campaña de operaciones psicológicas (PSYOP) nunca se implementó.
64. En un estudio después de la guerra llevado a cabo por las Naciones Unidas se menciona que como mínimo 400,000 líneas telefónicas "fueron dañadas sin posibilidades de reparación", que "las conexiones principales de microondas conectando a la mayoría de las ciudades también estaban dañadas" y que los objetivos adicionales de blancos C3 fueron dañados hasta cierto punto. Las comunicaciones regionales e internacionales, que constaban de dos estaciones de satélite en tierra en Dujail y Latifiyah, dos centrales internacionales en Bagdad, y las conexiones de cables de microondas y coaxial a Turquía, Siria, Jordania y Kuwait fueron destruidas. Informe Sadruddin Aga Kahn, 15 de julio de 1991, pág. 3, 7, anexo 10. También basado en observaciones del autor en Irak en agosto–septiembre de 1991 y febrero de 1993.
65. John A. Warden III, "Employing Air Power in the Twenty-first Century," en Schultz y Pflazgraff, pág. 65.
66. Incluso en el estudio de posguerra aparentemente se acepta sin duda alguna que el bombardeo estaba teniendo un impacto psicológico en Bagdad. "Indudablemente", según uno de los informes de posguerra, "el impacto de seis Tomahawks atacando el Ministerio de Defensa iraquí entre las 1010 y las 1017 (el 17 de enero) hizo muy poco por mejorar el estado de ánimo de los que estaban en el edificio o en la vecindad." GWAPS, volumen 2, parte 1, pág. 143. "La destrucción de varios de los edificios más grandes del gobierno iraquí en Bagdad obviamente ocasionaría efectos psicológicos tanto para el gobierno como para los ciudadanos." (167).
67. A League of Airmen, pág. 130.
68. Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa, Iraqi Short-Range Ballistic Missiles in the Persian Gulf War: Lessons and Prospect, (Misiles balísticos de corto alcance iraquíes en la guerra del Golfo Pérsico: Lecciones y perspectivas) memorándum de la inteligencia del Departamento de Defensa, marzo de 1991, obtenido por el autor y también citado en Gordon y Trainor, pág. 498. La Oficina de Auditoría General también cae en la trampa de acreditar la destrucción física con efectos funcionales, declarando en un informe sobre el rendimiento de los Tomahawks que su uso durante el día "tenía el beneficio adicional de mantener la presión psicológica sobre los iraquíes dentro y fuera de Bagdad." Oficina de Auditoría General de los EE.UU., "Cruise Missiles: Proven Capability Should Affect Aircraft and Force Structure Requirements," (Misiles cruceros: Su capacidad comprobada debe afectar los requisitos de estructura de los aviones y de la fuerza) NSIAD-95-116, abril de 1995, pág. 25. El Tomahawk era solamente un visitante ocasional durante la campaña dispersa y la presión psicológica constituía el supuesto impacto.
69. Observaciones del autor en Irak durante agosto–septiembre de 1991 y febrero de 1993, y entrevistas con los Ministros del Petróleo y Telecomunicaciones, y funcionarios de la Defensa. UNSCOM concluyó que "prácticamente toda la capacidad de computadoras" en Tuwaitha, al igual que elementos tales como los de separación isotópica electromagnéticos y materiales nucleares, habían sido trasladados antes de que comenzara la guerra. Los materiales se habían trasladado a un "almacén de emergencia" en fosas ubicadas en granjas a unas cuantas millas de la instalación nuclear. GWAPS, volumen 2, parte 2, pág. 365–66. Equipos de investigación de las Naciones Unidas descubrieron que "la mayor parte del equipo de producción, los componentes y los documentos habían sido trasladados antes del inicio de la campaña aérea." Conduct of the Persian Gulf War, pág. 208. Consultar también Congreso de los EE.UU., Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Iraq Rebuilds Its Military Industries (Irak reconstruye sus industrias militares), informe administrativo, 29 de junio de 1993, pág. 9; y John Simpson, From the House of War (Desde la casa de la guerra) (London: Arrow Books, 1991), pág. 159.
70. John Warden escribió lo mismo después de la guerra alegando que "los ataques del primer día si causaron daños cuantiosos a los edificios de los cuarteles generales (y supuestamente a los archivos, las computadoras y las comunicaciones)" (énfasis añadido) nunca con una insinuación de ironía. John A. Warden III, "Employing Air Power in the Twenty-first Century," en The Future of Air Power in the Aftermath of the Gulf War (El futuro del poder aéreo como consecuencia de la guerra del Golfo Pérsico), pág. 70.
71. Reaching Globally, Reaching Powerfully: The United States Air Force in the Gulf War, pág. 21. Lockheed, en sus folletos de promoción del Stealth, alega que "los pilotos habían sido informados de antemano sobre ciertas habitaciones importantes dentro de estos edificios que debían atacarse, y los archivos de las cintas de vídeo muestran que lo lograron con asombrosa precisión," "Stealth: Our Role in the Gulf," (Stealth: El papel que desempeñamos en la guerra del Golfo) Lockheed Horizons 3, núm. 1 (junio de 1991): pág. 5. Ver también "War’s New Science" (La nueva ciencia de la guerra) Newsweek, 18 de febrero de 1991, pág. 38; Philip Caputo, "War Torn," (Desgarrados por la guerra) The New York Times Magazine, 24 de febrero de 1991, pág. 34; Michael A. Dornheim, "F-117 Pilots Conduct Precision Bombing in High Threat Environment," (Pilotos del F-117 llevan a cabo bombardeo de precisión en un ambiente hostil) Aviation Week & Space Technology, 22 de abril de 1991, pág. 51; y Triumph Without Victory: The Unreported History of the Persian Gulf Conflict (Triunfo sin victoria: La historia no revelada del conflicto en el Golfo Pérsico) (New York: Times Books, 1992), pág. 217.