Europa 1939
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EL PASO DEL VOLTURNO II
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Julio 6 a Julio 9 de 1943
Tiempo después, Vietinghoff definió este ataque como «muy hábilmente estudiado y enérgicamente puesto en prácticas y lo consideró la acción clave en el Volturno. Tras aniquilar el flanco izquierdo de la Panzerdivision Hermana Goering, el 14 por la mañana la División 3 se aseguró el dominio de una cabeza de puente de 6,5 km de profundidad, demasiado fuerte para que los alemanes pudieran aspirara destruirla.

Bajo el fuego enemigo, los pontoneros prepararon dos puentes en el sector de la División 3: uno de estructura ligera, destinado sobre todo a los jeeps, y otro de 8 toneladas, cuya estructura permitía el paso de camiones. Los dos requerían una constante atención para reparar los daños causados por las esquirlas de las granadas enemigas; además, en las primeras horas del día 14, aviones alemanes los bombardearon y ametrallaron, causando nuevos daños; aquel mismo día los ingenieros abrieron al tráfico un puente de 30 toneladas para carros de combate; entonces, como ya funcionaban tres puentes, se suspendió el improvisado servicio de balsas y embarcaciones que hasta entonces habían transportado material, abastecimientos y hombres.

En la zona de la División 34 americana del general Ryder, 96 morteros y cañones iniciaron un fuego de preparación a la 1,45 horas del 13 de octubre, y 15 minutos después la infantería descendía por las orillas y empezaba a vadear el río, a pie o a bordo de medios de asalto. La impetuosa corriente se nevó muchas embarcaciones, y los hombres que vadeaban el cauce, con agua hasta los hombros, perdieron radios, aparatos detectores de minas y de otros tipos, y, al mismo tiempo, el fuego alemán hacía aún más arriesgados los movimientos. Los batallones destinados al ataque necesitaron casi cinco horas para cruzar el no.

El pueblo de Caiazzo resultó ser un importante centro de resistencia, para cuya conquista se requirieron 24 horas. Los alemanes no abandonaron el campo hasta que llegaron cuatro cañones contracarros y proporcionaron a la infantería un apoyo de fuego directo; en otras zonas el avance se llevó a cabo con mayor facilidad. En Amorosi, el fuego de algunos carros de combate alemanes y una bolsa dejada atrás por ellos retardaron, aunque por corto tiempo, el avance aliado; pero al final la División 34 americana alcanzó sus objetivos; según Vietinghoff ello obedeció al hecho de que algunos contingentes de la 31 División Panzergrenadier acababan de llegar a la zona, y cuando el ataque comenzó hacía muy poco que se habían establecido en las posiciones defensivas.

Sin embargo, a pesar del rápido cruce del río, la operación llegó pronto a un punto muerto, pues todas las zonas de paso adecuadas para tender puentes quedaban dentro del radio de la observación y del fuego alemanes. El primer puente no se terminó hasta ello de octubre por la mañana; no obstante, después de la conquista de Caiazzo, comenzaron las obras para preparar otro, de 30 toneladas. El día 15 por la mañana, cuando numerosos aviones alemanes efectuaron algunas inútiles incursiones contra ellos, el tráfico se desarrollaba ya normalmente. También la División 34 americana, con sólo 200 bajas, se había asegurado una sólida cabeza de puente de casi 6,5 km de profundidad.

Así todo el Cuerpo de Ejército VI americano había atravesado el Volturno. En la zona relativamente llana y pantanosa comprendida entre Capua y la costa, el Volturno se había desbordado, inundando la llanura costera, y el sistema de avenamiento, accionado por bombas, no estaba en condiciones de funcionar. En la otra orilla del río los alemanes disponían de la protección de una franja de olivares, viñedos y bosques, y además el monte Massico, a unos 13 km al Norte, constituía un buen punto de observación. En cambio, el Cuerpo de Ejército X británico no tenía ni protección ni puntos de observación. Las altas orillas del río y los diques limitaban los campos de tiro de los ingleses; todos los caminos y senderos estaban convertidos en barrizales y sólo cuatro carreteras, de fondo deficiente, construidas por encima del nivel de los campos, se hallaban en condiciones de soportar el tráfico de los medios mecanizados; además, con su acostumbrada minuciosidad, los alemanes habían destruido todos los puentes y todas las compuertas.

Como los puntos adecuados para la construcción de puentes quedaban, según ya se ha dicho, dentro del radio de acción de los morteros y de las armas portátiles alemanas y, por otra parte, como durante las horas diurnas cualquier movimiento para llevar a cabo un reconocimiento provocaba una reacción inmediata por parte del enemigo, las patrullas británicas no conseguían ni siquiera pasar el río. Por lo tanto, nadie sabía exactamente la anchura o profundidad que tenía el Volturno en los diversos puntos del frente. Se consideraba que el nivel de agua, normalmente de unos 2 m, podía ser en aquel momento de 0,5 ó 1,5 m superior a lo normal; sin embargo, en algunos puntos, la profundidad podía llegar hasta 4,5 m más allá de lo normal. Se suponía que en los puntos adecuados para tender puentes el río tenía una anchura de unos 75-90 m, con orillas de 3 a 7,5 m de altura.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

En un primer momento, McCreery pensó concentrar el esfuerzo mayor a la derecha, para aprovecharlas carreteras situadas alrededor de Capita (que parecían estar en mejores condiciones) y apoyar además a la División 3 americana; pero las defensas alemanas de Triflisco se lo impidieron. Entonces, esperando inducir a los alemanes a dispersar sus fuerzas, decidió atacar en un frente amplio, y concentrar el esfuerzo por la izquierda. La División 56 británica debía llevar a cabo una acción demostrativa, abriendo el fuego y haciendo que cruzase el río un batallón; la División Acorazada 7 inglesa lanzaría un ataque de contención en Grazzanise y, a ser posible, trataría de infiltrarse al otro lado del Volturno; por último, la División 46 inglesa debía cruzar el río en un frente de dos brigadas, apoyada por el fuego de algunos buques de guerra y de numerosas embarcaciones de desembarco que transportarían una compañía de carros de combate al otro lado de la desembocadura.

Apoyada por un denso fuego de artillería y por los cañones de las unidades de la Marina, la División 46 inglesa se lanzó al ataque en las primeras horas del 13 de octubre. Después de enormes dificultades, la brigada que se encontraba a la derecha cruzó el río en embarcaciones de desembarco; pero, después de rechazar dos contraataques, sus unidades avanzadas no pudieron resistir el tercero. El enemigo arrolló sus posiciones y los supervivientes tuvieron que luchar encarnizadamente para regresar, como pudieron, a sus filas.

La brigada que se encontraba a la izquierda hizo cruzar el río a dos batallones. Una vez alcanzada la otra orilla, éstos rechazaron un contraataque, se atrincheraron a lo largo de un pequeño canal y esperaron el amanecer, cuando algunos medios de desembarco transportaron más allá de la desembocadura 17 carros de combate. Sin embargo, estos carros fueron de muy poca utilidad: casi todos se empantanaron en el terreno fangoso y otros quedaron fuera de combate a causa de las minas. No obstante, la infantería resistió con tenacidad, y a la mañana siguiente consiguió avanzar un poco más para dejar sitio a los refuerzos que estaban llegando; en efecto, otros cuatro batallones de infantería y algunas piezas de artillería consiguieron pasar el río en dos balsas. Así, el 15 de octubre por la tarde, la División 46 inglesa estaba ya desplegada a lo largo de la orilla del canal Agnena Nuova, a 6,5 km al norte del Volturno. La División Acorazada 7 inglesa inició una acción demostrativa poco después del anochecer del 12 de octubre, con el fin de atraer hacia la zona a cierto número d e fuerzas alemnas, y un pelotón de infantería consiguió tender un cable a través del río. Pero muy pronto los hombres se vieron obligados a volver atrás; sin embargo, copio el cable había quedado sujeto, se efectuó otra tentativa. Un pequeño contingente, a bordo de barcas, pasó el río con la ayuda del cable y llegó a la otra orilla, mas también fue inmediatamente rechazado. En cambio, el tercer intento tuvo éxito al amanecer del día 13 la división había constituido una pequeña cabeza de puente que se ensanchó después, alcanzando una profundidad de unos 1000 m, cuyo resultado fue realmente notable si se tienen en cuenta las pésimas condiciones del terreno.

Cerca de Capua, la División 56 inglesa también dio comienzo a una acción demostrativa en gran escala después del atardecer. Hacia medianoche, una compañía cruzó el río en pequeñas barcas con el propósito de engañar al enemigo; pero el fuego procedente de las elevaciones próximas a Triflisco la obligó a volver atrás. El ataque principal, lanzado cerca del destruido puente ferroviario (un punto de paso evidente que los alemanes mantenían bajo constante observación, pues no existía en las proximidades ningún otro lugar adecuado), chocó en seguida con una encarnizada resistencia. Los primeros asaltantes se vieron obligados a volver atrás, y el comandante de división, considerando que la intensidad del fuego alemán hacía imposible cruzar por aquel punto, ya no efectuó ningún otro intento. Informado de esto, el día 14 por la mañana Clark desplazó más hacia la derecha el límite del sector entre los Cuerpos de Ejército, asignándole a la división 56 británica uno dle los tres puentes construidos por la División 3 americana. Aquella misma tarde, la División 56 cruzó el Volturno, uniéndose a las demás unidades del Ejército 5 americano que estaban intentando avanzar por la cresta que se erguía entre ellos y los ríos Rápido y Garigliano. Una vez pasados estos ríos, el Ejército intentaría, cerca de Cassino, alcanzar el valle del río Liri, que era la vía de acceso más directa para dirigirse a Roma.
Al norte del Volturno, el XIV Panzerkorps había constituido tres líneas fortificadas. La más avanzada, la Línea Bárbara, apenas delineada y construida apresuradamente, recordaba más bien una serie de puestos avanzados: iba desde el monte Massico hasta los montes del Matese, pasando por los pueblos de Teano y Presenzano. La Línea Bernhard, mucho más sólida, estaba constituida por una ancha zona de obras defensivas que, apoyándose en los montes Camino, La Defensa y Maggiore, unía la desembocadura del Garigliano con la redondeada cumbre del monte Sammucro. Detrás de ella se encontraba la Línea Gustav, la más sólida de las tres, que comprendía los ríos Garigliano y Rápido y las posiciones, naturalmente fuertes, de Montecassino.

Dirigiéndose hacia el monte Massico, que se alza en medio de la llanura costera, el Cuerpo de Ejército X británico lanzó un ataque a través del canal Agnena Nuova, se sirvió de algunas balsas para transportar más fuerzas y, finalmente, comenzó a avanzar poco a poco por un terreno bajo y encharcado, obstaculizado por las acciones de retaguardia del enemigo y por las demoliciones.

Mientras tanto, hacia el interior, la División 56 británica estaba combatiendo en las elevaciones de Triflisco, en una cresta que en algunos puntos era tan estrecha que sólo permitía el despliegue de un único pelotón.

Como en el sector central el terreno no se prestaba para operaciones de fuerzas acorazadas, McCreery detuvo a sus tropas y cambió, recíprocamente, los sectores de acción de la División Acorazada 7 inglesa y de la División 46 inglesa. Poco después, las patrullas de reconocimiento descubrieron que los alemanes se estaban retirando; en consecuencia, algunas unidades inglesas avanzaron inmediatamente para mantener el contacto, y McCreery, esperando desorganizarla retirada enemiga, lanzó al ataque las tres divisiones. Y aunque no consiguieron dificultar los movimientos de las fuerzas alemanas, sus hombres se apoderaron de monte Massico, avanzaron más allá para alcanzar el curso bajo del Gariglíano y se aseguraron el control de la zona de Sessa Aurunca. En el sector costero, el XIV Panzerkorps se había visto obligado a abandonar la Línea Barbara.

El Cuerpo de Ejército X británico se dirigió entonces hacia los montes Camino, La Defensa y Maggiore, barrera montañosa que se extendía ininterrumpidamente a lo largo de unos 13 km. Su misión era conquistar estas elevaciones, comprendiendo el pilar izquierdo de la garganta de Mignano (por la que pasaba la carretera nacional n.° 6, que conducía a Cassino),a fin de hacer posible una ofensiva hacia el valle del Liri. En este sector, la Línea Barbara estaba aún intacta.

El 5 de noviembre, la División 56 británica envió dos brigadas a las empinadas y rocosas laderas del monte Camino, elevación desnuda que se yergue unos 1000 m por encima del Valle del Garigliano; y, tras neutralizar los puestos avanzados situados al pie del monte, la división comenzó a remontar la pendiente sin dejar de combatir. Sin embargo, los hombres se dieron cuenta muy pronto de que las pocas vías de acceso naturales estaban cuidadosamente sembradas de minas y de trampas explosivas, atravesadas por alambradas y batidas por el fuego de armas automáticas situadas en posiciones excavadas en la roca.

El día 8 de noviembre, la 15ª. División Panzeryrenadier, que defendía el monte, lanzó tres contraataques: pero los ingleses, que habían cubierto ya la mitad de la distancia que los separaba de la cumbre, resistieron tenazmente. No obstante, dos días después, cuando el tiempo se hizo más frío y húmedo, los ingleses empezaron a dar señales de cansancio. Las bajas sufridas durante los combates ininterrumpidos, que se habían producido a partir del desembarco en Salerno, habían reducido tanto su capacidad de combate que parecía dudoso que, aun suponiendo que consiguiesen conquistar el monte Camino, aquellos soldados pudieran después defenderlo; un batallón enviado como refuerzo no pudo hacer otra cosa que llevar víveres, agua y municiones a los hombres encaramados a aquellas empinadas pendientes. La evacuación de los muertos y de los heridos era un trabajo largo y agotador. Dos compañías de fusileros, rodeadas por los alemanes, resistieron cinco días con los víveres y agua suficientes para un solo día; después, un enérgico contraataque local les abrió el camino de huida, permitiendo la retírada de los pocos supervivientes.

El 12 de noviembre, el general Templer estaba preparado para utilizar su 3a Brigada en un último intento de conquistar la montaña, cuando Clark fue del parecer de que las tropas debían retirarse. En efecto, durante la noche del 14 de noviembre empezaron a abandonar las posiciones avanzadas. Las arriesgadas maniobras para despegarse del enemigo se llevaron a cabo son la menor interferencia por parte de las fuerzas alemanas; a ello contribuyeron las malas condiciones atmosféricas, pero también es cierto que los alemanes no estaban nada contrariados ante la retirada de los ingleses.Las divisiones del Cuerpo de Ejército VI americano pasaron por una experiencia muy parecida. Los comandantes de regimiento consiguieron que sus batallones tomaran contacto con aquel enemigo tan hábil para huir; pero los pequeños ataques en las empinadas laderas cansaban y dispersaban a las tropas, que, para desalojar a pequeños grupos de alemanes que obstruían las direcciones naturales de avance, debían efectuar complicadas maniobras de envolvimiento. Cuando los americanos conseguían establecer los nuevos asentamientos para sus morteros y su artillería, los alemanes, tras haber retardado el avance, se retiraban a la posición siguiente, donde se repetía la misma serie de monótonas y agotadoras maniobras.

La División 3 americana alcanzó Dragoní después de sufrir 500 bajas en cuatro días; con un número igual de bajas, la División 34 americana cruzó el curso superior del Volturno y se unió a la División 45, que se había abierto paso por el valle. Casi exhausta, dicha división pasó a la reserva, mientras que la 34 continuó combatiendo, sufriendo en otros cuatro días unas 300 bajasen un avance de sólo 11 km.

Para ocupar Venafro era preciso cruzar de nuevo el Volturno. La División 45 americana llegó a la zona y, junto con la 34, en el curso de la noche del 2 de noviembre, mandó algunos hombres a vadear el río, cuyas aguas eran en aquel punto bastante bajas. Abriéndose camino a través de un número increíble de minas y de trampas explosivas, los americanos alcanzaron el objetivo, penetrando después en una zona desolada, impracticable y cubierta de picos accidentados y precipicios, combatiendo duramente casi hasta el limite de sus fuerzas y sufriendo graves pérdidas, tanto por obra del enemigo como por la permanencia prolongada bajo la lluvia y el frio. Sobre el flanco derecho, el DIV Batallón de infantería paracaidista americano llevó a cabo acciones de patrulla en montañas casi inaccesibles, hasta que al fin entró en Isernia.

Mientras tanto, la División 3 americana se había dirigido hacia el pilar derecho de la garganta de Mignano. El 31 de octubre, esta división sorprendió, en su avance, a los alemanes, rebasó Presenzano y alcanzó Mignano: ahora un regimiento podía atravesar la carretera nacional n° 6 y acudir en ayuda de los ingleses que combatían en el monte Camino. El regimiento empezó a escalar los peñascos casi verticales del monte La Defensa; pero, después de 10 días de duros combates, expuesto a la intemperie y cada vez más exhausto, tuvo que reconocer que no estaba en condiciones de conquistar el monte.

continuacion

 
 
 
Con un amplio movimiento envolvente por la derecha, el resto de la división rompió las defensas alemanas y conquistó el monte Rotondo y parte del monte Lungo, que Blanqueaban la carretera nacional n.° 6 (Casilina), precisamente el norte de Mignano.

Después rechazó algunos contraataques e intentó excavar profundas trincheras en el terreno helado, a fin de tratar de sobrevivir protegiéndose un poco del frío y de la lluvia.

Aunque los Aliados se habían visto obligados a avanzar lentamente y a pagara muy caro precio este éxito parcial, Kesselring estaba contrariado podo que él consideraba un hundimiento demasiado rápido de la Línea Barbara. Por consiguiente, culpó a Vietinghoff, quien solicitó permiso para alejarse temporalmente del servicio por motivos de salud.

Kesselring aceptó su petición, y el día 5 de noviembre el general Joachim Lemelsen asumió el mando del Ejército 10; ocuparía el cargo hasta fines de diciembre, es decir, hasta la vuelta de Vietinghoff.

Mientras tanto, el 1 de noviembre, Kesselring había cursado una «directiva para la conducción de la campaña». El Ejército 10 no debía preocuparse del peligro de desembarcos anfibios aliados en su retaguardia (el mismo Kesselring se ocuparía eventualmente de ellos con las reservas disponibles en las proximidades de Roma), sino que, por el contrario, debía concentrar todos sus esfuerzos en la defensa de la Línea Bernhard, a fin de dar tiempo suficiente para fortificarla siguiente posición defensiva: la Línea Gustav.

El 10 de noviembre, siguiendo estas instrucciones, Lemelsen reorganizó su Ejército. Preocupado por la amenaza constituida por la División 56 británica, que estaba intentando conquistar el monte Camino, y por la División 3 americana, que combatía en las proximidades de Mignano, y temiendo además una inesperada penetración aliada que abriría el camino hacia Cassino y al valle del Liri (el camino más adecuado para llegar a Roma), decidió desplazar sus fuerzas. Dejándole sólo tres divisiones al LXXVl Panzerkorps, que operaba en el sector adriático, asignó cinco divisiones al XIV Panzerkorps. Sin embargo, ni siquiera con esto se sintió tranquilo: sus unidades estaban sufriendo bajas a un ritmo superior al que era posible cubrirlas, las reservas de municiones de la artillería eran limitadas y el apoyo aéreo completamente insuficiente. Aunque todas estas deficiencias estaban más que compensadas por las óptimas defensas naturales que ofrecía el terreno al sur de Roma, se preguntaba si sus tropas, después de un año de retirada continua, conseguirían detenerse para contener con la debida eficacia al enemigo.

La presión ejercida por los Aliados, las pésimas condiciones atmosféricas y los incesantes combates eran elementos que estaban conduciendo a sus tropas al borde del agotamiento total.

Fue entonces cuando, inesperadamente, se detuvo la ofensiva del Ejército 5.

El 13 de noviembre Clark comunicó a Alexander que una prolongación de la ofensiva agotaría a sus divisiones, especialmente a la 56 británica y a la 3 americana. Y así, con la aprobación de Alexander, el 15 de noviembre se suspendió toda operación ofensiva. Las tropas tendrían dos semanas de descanso. En este período se efectuarían los preparativos para otro intento de hundir la «Iínea de invierno» y alcanzar las cumbres que dominaban los ríos Garigliano y Rápido y el acceso al valle del Liri.

Durante  el paso del Volturno y en el curso del avance que le siguió, el Ejército 5 americano no había conseguido aislara ninguna de las unidades alemanas, ni tampoco obstaculizar eficazmente su retirada. No existía elemento alguno que permitiera creer en un desmoronamiento inminente del enemigo; Roma estaba aún muy lejos y todos se daban cuenta de que este desalentador avance frontal tendría que continuar.

«Las guerras-comentó Lucas- deberían combatirse en países más adecuados que éste».

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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