Enviados al matadero
Hace cincuenta y seis años, en octubre de 1944, tres mil guerrilleros comunistas invadieron el Valle de Arán para alzar al pueblo español contra Franco. Dos de sus protagonistas analizan hoy el estrepitoso fracaso de la "Operación Reconquista de España" UNO DE LOS ACONTECIMIENTOS MÁS sorprendentes de la posguerra civil y de la resistencia exterior contra Franco es la invasión del Valle de Arán, en el Pirineo leridano, por guerrilleros republicanos -comunistas, fundamentalmente-. Ocurrió a finales de octubre de 1944 y tenía como objetivo, una vez ocupado el Valle, seguir avanzando por territorio español y desencadenar una sublevación general para derrocar al régimen franquista. La operación Reconquista de España pasó de proyecto a ejecución el día 21 de septiembre de 1944, cuando el Estado Mayor de la Agrupación de Guerrilleros transmitió por escrito al coronel Vicente López Tovar, jefe de la XV División, la orden: " De conformidad con la Orden General de esta Agrupación, fecha de ayer, inmediatamente se pondrá Ud. en camino en dirección del P.C. (Poste de Commandament: Cuartel General) de la antigua XXVI División, situado en Chalabre (Ariége), Chateau de Chalabre, para hacerse cargo de la nueva Unidad que se constituye con el número 204 (...) Asimismo con toda urgencia establecerá Vd. su nuevo P.C. en el Pirineo, dando cuenta inmediata del cumplimiento de la Orden, así como de las medidas que para ello tome". En el membrete figura "FF.I.-U.N.E./ AGRUPACION DE GUERRILLEROS / Reconquista de España" Las siglas FFI corresponden a la organización Forces Francaises de I´Interieur, que aglutinaba a los dos ejércitos guerrilleros franceses: el gaullista, Armée Secréte, y el comunista, Francs-Treurs et Partisans Frangais. UNE (Unión Nacional Española) nace en el seno del Partido Comunista Español, a raíz de la invasión de la Unión Soviética por las tropas nazis en el verano de 1941, para evitar la entrada de España en la guerra al lado del Eje. No se concreta, sin embargo, en un programa político hasta la denominada Conferencia de Grenoble (se celebró en Toulouse, pero había que despistar a la policía) el 7 de noviembre de 1942, cuando ya la guerra había dejado de ser favorable al fascismo. La UNE se proponía la alianza de todas las fuerzas antifranquistas, fuera cual fuere su color político -no se descartaba ni siquiera a los falangistas- con el fin de derrocar a la dictadura y convocar elecciones democráticas. Instrumento del PCE El coronel Vicente López Tovar, a quien se encomendó el mando, era miembro del Partido Comunista desde las elecciones del Frente Popular, febrero de 1936, y había desempeñado la jefatura de una división durante la guerra civil española. López Tovar se había visto obligado a pasarlos Pirineos, en compañía del general Modesto, el 10 de febrero de 1939, pero ocho días más tarde estaba de vuelta en España, a las órdenes del doctor Negrín, para apuntalar la resistencia de Madrid. De nuevo en Francia, participó en la creación de una empresa de carbón de leña, tapadera ideal para la concentración y adiestramiento de guerrilleros. Poco más tarde fundó una brigada que se integró en la MOI (Maín d'0euvre Immigrée), organización del PCF que encuadraba al maquis extranjero. Como jefe de la XV División de Guerrilleros, el coronel López Tovar se había distinguido en la resistencia saboteando el tráfico ferroviario de la Dordoña, el Lot y la Correze, y estando en contacto con el Estado Mayor gaullista en Londres, donde era conocido cono Albert, por medio del enlace coronel Berger, alias Andre Malraux. Era, pues, uno de los jefes guerrilleros que tenía más experiencia militar y que gozaba de mayor prestigio. Precisamente por ser un profesional de valía, Vicente López Tovar difícilmente podía hacerse cargo de la “Operación Reconquista de España” sin rechistar. Asegurarse la retirada La "Operación Reconquista de España" se inició el 19 de octubre de 1944. La consigna del Alto Mando de la Agrupación de Guerrilleros eras ocupar el Valle de Arán y avanzar sembrando la sublevación del pueblo español. Este avance sin objetivos militares precisos le parecía suicida a López Tovar, que temía una maniobra envolvente del enemigo si se alejaba d e la frontera. S e imponía, por consiguiente, asegurarla comunicación con Francia, establecer el Cuartel General en el Valle y no seguirla progresión en territorio español hasta no estar seguro de que la insurrección nacional era posible y no una quimera. Una operación de tal envergadura no podía llevarse a cabo sin el consentimiento del Gobierno francés, pero por razones obvias de política internacional no cabía esperar una aprobación oficial. El jefe de las fuerzas fronterizas francesas, coronel Calvetti, le comunicó a López Tovar que tenía orden de no dejarle pasar la frontera, pero, seguidamente, le ofreció hospitales de campaña en territorio francés, haciéndose objetivamente cómplice de la operación. A esta complicidad le obligaba el hecho de que muchos soldados franceses a sus órdenes eran antiguos compañeros de maquis de los guerrilleros españoles; incluso algunos se le ofrecieron a López Tovar para ayudarle en aquella empresa. Al anochecer del día 19 de octubre, el Estado Mayor de la 204 División (legó en automóvil a Superbagnéres desde donde, a pie, llegó al día siguiente al pueblo de Bosost, ya desembarazado por los guerrilleros de guardias civiles. En Bosost se instaló el cuartel general. De los 25.000 a 30.000 hombres que componían la Agrupación de Guerrilleros, sólo entre 12.000 y 15.000 se concentraron en los Pirineos, pero los efectivos de la 204 División ni llegaban a los 3.000 hombres. La penetración de la 204 División Sin embargo, la invasión se inició con éxito tanto por el Bajo como por el Alto Arán. La 551 Brigada, dividida en dos columnas, se apoderó de Bosost por la mañana y de Lés a las 15,00 horas de la misma fecha. El balance fue de seis muertos y 20 heridos propios y tres muertos y dos heridos en las filas franquistas. Así es como Bosost, una de las más importantes poblaciones del valle, pudo ser utilizada como sede del Estado Mayor de los maquis cuando llegó allí, a pie, el día 20. Hubo, sin embargo, fuerte lucha en algunos puntos. Tras 15 horas de marcha desde la frontera, la 410 Brigada se enfrentó en Las Bordas con 110 soldados y ocho carabineros. La guarnición resistió hasta las 19,30 horas del día 20. Las bajas fueron seis muertos y 20 heridos por parte de los guerrilleros y 20 muertos (doce de ellos fallecieron quemados por no querer rendirse) y diez heridos entre los defensores del pueblo. Convencidos de su causa Hasta el día 23 de octubre fueron tomados Bausén, Caneján, Porcingles, Pradell, Lés, el Portillón, Bosost, Arrós, La Bordeta, Arró, Vilamós, Benós, Las Bordas, Aubert, Betlán, Vilach, Mont, Montcorbau, Vila y Begós. Los mismos nombre figuran en el parte que el primero de noviembre firmó el jefe de Estado Mayor dando cuenta del resultado final de la campaña. De modo que no se avanzó más en la "conquista" a partir del día 23. El informe final dice así: "Con arreglo a la orden de operaciones dada por este Estado Mayor, se realizó la operación asignada para proceder a la liberación del valle de Arán. Lo que resultó con todo éxito, conquistándose los pueblos de... [se repiten los nombres ya transcritos] estableciéndose una cabeza de puente que permitía con toda facilidad realizar toda clase de transporte y evacuación de heridos. "Esta operación comenzó el día 19 de octubre, fecha en que nuestras fuerzas se lanzaron al ataque sobre los objetivos marcados, continuando la progresión hasta las cercanías de Viella, donde el enemigo ofreció gran resistencia por mantener dicha localidad. "Se le ha causado gran número de bajas, considerándose unas 350 aproximadamente el número de ellas, gran cantidad de heridos y 130 prisioneros. Después de permanecer en España durante el transcurso de once días, el Mando Superior ordenó se procediese a la retirada de todas las fuerzas operantes en el sector valle de Arán. " El P.C. de la División se estableció en el pueblo de Bosost donde permaneció hasta que se efectuó la retirada completa de las unidades". Aldeas perdidas en el mapa Desde el momento en que no se podía contar con un mínimo de apoyo de la población, la "Operación Reconquista de España" planeada y ejecutada como una guerra de guerrillas, resultaba un contrasentido. La decisión de retirarse no le fue dictada al jefe de la 204 División por nadie. Al contrario, la dirección del partido no cesaba de apremiarle para que tomara Viella, incluso el día 25, cuando ya el coronel López Tovar había decidido retirarse del Valle. Se ha escrito con frecuencia que Santiago Carrillo en persona ordenó la retirada. Vicente López Tovar lo niega: Carrillo se atribuye mayor protagonismo cuando afirma en sus Memorias que estaba "preparado para prever de antemano la invasión del valle de Arán e intentar evitarla y para retirar de allí las unidades guerrilleras en cuanto desembarqué en Francia" (p. 370). Y más adelante: " No me costó trabajo convencerles y que aceptaran organizarla retirada". Lo cierto es que el día 26 de octubre López Tovar ordenó que se desistiera de atacar Viella y se preparara discretamente la evacuación. La orden se precisó el día 27 cuando todos los jefes de brigada recibieron la ordenar de replegarse. El día 28 a las 24,00 horas comenzó la evacuación del Valle y el 29, temprano, ya estaban todos en Francia. Por consiguiente, cuando al anochecer del día 28 se presentaron en el Cuartel General de la 204 División los dirigentes del PCE, entre los cuales figuraba Santiago Carrillo, la orden de evacuación había sido ya cursada. López Tovar no se lo dice a Carrillo porque desconocía cuáles eran sus propósitos; evidentemente, le tranquilizó el que Carrillo no se opusiera, porque no deseaba adoptar una postura de rebeldía respecto al partido comunista. El coronel López Tovar no oculta su satisfacción ante el resultado: 12 muertos solamente en sus filas. Entraron alrededor de 2.500 guerrilleros y salieron 4.000, porque se les unieron otras unidades que ya estaban operando en territorio español... Claro, que las cifras de bajas no casan con la realidad de la operación y parece desmesuradamente exagerado que hubiera por la zona millar y medio de maquis que pudieran unírseles en su retirada. Pinocho: "Querían que nos liquidaran" - Desde el día 20 de agosto de 1944 en que mi amigo y antiguo jefe de la 46 División, López Tovar, me convocó para comunicarme la decisión del Cuartel General, yo le dije que entrar por la fuerza en España me parecía descabellado. Me contestó que también a él. Juntos estuvimos escuchando al general Luis Fernández y a los coroneles Acevedo y Salcedo quienes, en una de las salas llenas de mapas con banderitas por todas partes, nos explicaron el desarrollo de las operaciones guerrilleras en la provincia de Lérida y las diversas fases del avance por territorio español. Cuando se nos pidió nuestra opinión yo dije que si habíamos perdido la guerra con los medios con que contábamos todavía, cómo íbamos a poder hacer frente ahora, con 1.500 guerrilleros, a un ejército triunfante. Se nos contestó: "Si los camaradas de Madrid, que están más al corriente de lo que pasa en España, han decidido que el mes de octubre es el momento propicio para efectuar la invasión del Pirineo leridano, es que el pueblo español no espera más que la chispa de esa entrada en masa de los guerrilleros para echar abajo al tambaleante régimen franquista. Además, no vais a esperar a que la liberación de España os la sirvan en bandeja. Hay que hacer como los yugoslavos: organizarlas guerrillas en el interior del país. Los aliados han prometido liberar a Europa de todos los regímenes instalados con ayuda de Hitler y Mussolini, pero con algo tenemos que contribuir nosotros. Cuando consigamos establecer una cabeza de puente, tendremos nuestro pedazo de España, que podrá acoger a un gobierno español, y, desde allí, empezarla reconquista de España”. La verdad fue que nuestra brigada se encontró, al entrar en España con un desierto: se había obligado a la población a replegarse a 70 kilómetros al interior. Ni rebaños teníamos con qué sustentarnos. Allí no había más que la Guardia Civil, la Policía Armada, Somatenes, Falangistas y la Legión Extranjera. Ya el primer día me desaparecieron doce hombres a los que mandé que destruyeran un puente. Lo dinamitaron, pero no volvió ni uno. No sé si los mataron, fueron heridos o hechos prisioneros. El caso es que perdí a los doce. Y donde mandaba una patrulla ya no volvía más. No tengo ni idea de lo que podía ser de ellos. Quizás se constituían luego en guerrillas. No quiero decir que los mataran forzosamente. Pero lo cierto es que yo perdí así 33 personas. Y había entrado con 280. - Se dice que su brigada no llegó a librar combate, que se retiró sin pedir permiso a nadie. - La verdad es que por no tener no teníamos ni sanidad. Yo pregunté: ¿ Y si a uno de los nuestros le pegan un tiro, qué hacemos? "Qué vais a hacer, Pinocho, -se me respondió-. Compréndelo ...". Sobreentendido: lo rematáis. Nosotros no nos creíamos que la gente se iba a sublevar en cuanto nos vieran, pero nos decíamos: "Será verdad si ellos lo dicen. No nos van a llevar al matadero". Ya ve usted lo tontos que fuimos... - ¿Quiere usted decir que los dirigentes del PCE tuvieron el propósito deliberado de suprimirlos? - Nos mandaron a España a que nos liquidaran. Perseguían una doble finalidad: realizar una operación de prestigio y eliminamos para, además de desembarazarse de militantes resabiados difíciles de manejar, reivindicar mártires. Todos los dirigentes del PCE se encontraron con el problema de hacerse con las riendas del poder. Mientras nosotros nos batíamos el cobre en la resistencia, ellos estaban fuera, en Moscú o en México. Éramos nosotros los que gozábamos de la confianza de los militantes. Había que desembarazar el terreno de competidores poco partidarios de aceptar sin más ni más una disciplina burocrática. En todo caso, el PCE no constituiría una excepción, con este tipo de comportamiento, dentro del movimiento comunista. El trasfondo de la operación Que una decisión de esta envergadura tuviera que tener el beneplácito del Komintern (es decir, de Stalin) es más que plausible. Lo difícil es tener que admitir como pretende Santiago Carrillo, que la operación del Valle de Arán se ideó, planeó y ejecutó bajo la responsabilidad exclusiva del futuro "traidor" Jesús Monzón, a espaldas de la dirección oficial deI PCE. En todo caso Carrillo no puede acusar al líder interior de labor "fraccional" por cuanto que la lucha guerrillera era por estas fechas la oficial del partido y en ella estaba implicado como dirigente el propio Carrillo. Joan Estruch Tobella -El PCE en la clandestinidad, 1982- parece dar en el clavo cuando menciona el "desajuste entre el poder real del PCF en Francia y su representatividad en la escena política nacional e internacional". Por una parte, el Gobierno provisional francés había reconocido -por la autoridad que le confería su victorioso ejército guerrillero de 12.000 hombres- la representatividad oficial del movimiento de liberación español; y por otra republicanos, socialistas y anarquistas se habían unido en un frente común, la Alianza Nacional de Fuerzas Democráticas (en octubre de 1944 precisamente), que arrinconó definitivamente a la fantasmagórica Unión Nacional de obediencia comunista y que no había conseguido adhesiones de otras militancias más que a título personal. Para Joan Estruch, se trató del "último y más audaz intento de conseguir logros reales que apuntalaran la hasta entonces estéril política de Unión Nacional. Podrá calificarse la operación de descabellada o precipitada en la medida en que no tuvo en cuenta la situación real del país, pero no cabe duda de que en aquella coyuntura específica no carecía de lógica política ni de oportunismo táctico (...) El espectacular fracaso de la invasión fue en gran parte motivado por una concepción de la operación miméticamente inspirada en la insurrección antinazi en Francia". |
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