CIVILIZACIONES
LOS INDIOS CUNAS
Riqueza Legendaria de Panamá

De aquel pueblo cuna, tan desconocido como intrigante, asentado en las islas diminutas de Panamá, con una vida casi al azar, pocos sospechan que llevó a cabo lo que fue la última rebelión indígena de Iberoamérica, en 1925;  que en tiempos mucho más antiguos era numeroso y constituyó una federación de aldeas belicosas en el continente mesoamericano, y que muchos lo correlacionan con las culturas de Fértil Creciente, esto es, del cercano  Oriente antiguo. Peco es lo que queda de tanta grandeza. Incluso poco es lo que se sabe de su pensamiento actual, y de sus dioses. Sin embargo, hasta donde se conoce, cabe afirmar que su creencia fundamental gira en torno a la Madre-Tierra, Olokukutilisop, de cuyo vientre se cree proviene toda vida. A veces la designan como Señora Gran Mariposa Azul, cuyo símbolo divino es la Luna. De ésta nace Olawaipipilele, el Sol, que a su vez se casa con ella, su madre.
Asimismo, parece que existe cierta veneración por el Arbol de la Vida, al que le dan el nombre de Paluwala, y que aparece a menudo en los dibujos de sus maravillosos tejidos.
En la actualidad, los 20,000 indios cunas que sobreviven  son descendientes de las primeras tribus que habitaron el continente y se fueron replegando hasta saltar al mar por la presión colonizadora que tenía su radio de acción en la ciudad de Panamá.
Han ido poblando unos 50 islotes de 360  que conforman el archipiélago de las Mulatas o de San Blas, la mayoría de cuales son arrecifes, que parten del  golfo de San Blas, y siguen durante 500 kilómetros paralelamente a la cordillera del mismo nombre en el continente, hasta más del Darién, en Colombia.

Orígenes Legendarios.
Se ha especulado sobre la posibilidad de que los cunas tengan alguna relación con el Cercano Oriente antiguo, con Mesopotamia o con Egipto: habrían emigrado hacia el Continente Americano hace unos 4,000 años a. N.E., trayendo consigo una cultura similar a la del Egipto predinástico o la Mesopotamia protoliteraria, y hasta quizás habrían mantenido contacto con sus culturas de origen durante mucho tiempo. Esta tesis tan poco probable se funda en algunas de las creencias que mantienen los cunas y en los símbolos que plasman en sus expresiones artísticas. Según dicha tesis, mantendrían algunas de las tradiciones más antiguas de la humanidad.
Para otros, en cambio, no se trataría más que de una cultura autóctona, como creen muchos cunas hoy, que habría tenido su asiento en la Cordillera de San Blas, del actual Panamá, o a lo más en las islas del Pacífico cercanas al continente. De todas formas se han encontrado objetos en Puerto Obaldía cuyo origen se remonta, según confirma el carbono 14, a 3,000 años a. N.E. De igual manera, parece que esta sociedad, en su época continental, tenía una organización de aldeas federadas y se hacía la guerra con las tribus aledañas; los muertos eran enterrados en  grandes tumbas con sus esposas y resvidores. Vestigio de aquel tiempo: toda dejan alimentos en las tumbas.
La documentación de Colón referente a su último viaje, realizado en 1502, habla de grupos tribales antillanos y caribeños, pero es imposible demostrar que se tratara de los cunas.

La última rebelión indígena de Iberomérica.
Desde la aparición del hombre blanco, los cunas  - al igual que otros pueblos indígenas-  se vieron diezmados por las enfermedades occidentales ante las que estaban  indefensos, así como por los malos tratos o por la esclavitud de la que fueron víctimas. Fue así como se incubó en ellos la inquina contra el español primero, y luego contra el gobierno nacional. El rencor que abrigaban se fue acrecentando con los años por que  las autoridades gubernamentales establecieron una cárcel, una aduana y cuarteles  en la isla  Nargana, con el fin de moderar el tráfico de cocos en  Colombia. Por otro  lado, en la misma isla se abrió una escuelita, de asistencia obligatoria.
Así se fue acumulando el resquemor de los jefes  indígenas, quienes posiblemente  nada  habrían podido hacer si alguien ajeno a ellos  no hubiera soliviantado los ánimos.
Al principio de los años veinte de este siglo andaba explorando El Darién, en busca de buenas tierras productoras de caucho, un ingeniero con afición de etnólogo, Richard O. Marsh. Mientras, recorría la selva con una partida de hombres vio fugazmente a un indio blanco y rubio, que de inmediato se escabulló entre la maleza. Picado por la curiosidad se empeñó en sacar en claro quiénes eran los "indios blancos”  y fue así como se enteró de que los cunas tenían por cacique supremo o saila, a Ina  Pagina, que residía en la isla de Sasardí.
Los “ndios blancos" son propiamente albinos,  y siguen siendo muy comunes entre los cunas, como producto de la degeneración genética  ocasionada por la endogamia, o sea los matrimonios frecuentes dentro del mismo clan.
Marsh, una vez enterado de las cuitas de los cunas, prometió lograrles la independencia, convirtiéndolos en santuario indígena.  Pensó  que su idioma tenía parentesco con el sánscrito, y lo denominó tule (quizás aplicando la expresión de Virgilio de "última Tule", en el sentido de tierras en extremo alejadas).
Fue fácil a Marsh tramar una conjura, máxime que recientemente habían aumentado las presiones sobre los indios, quienes se veían obligados a comprar bebidas alcohólicas, y sus mujeres eran forzadas a bailar, so pena de una multa de diez dólares. Para colmo, un funcionario de San Blas les exigía que compraran en las tiendas que él había abierto y donde, ilegalmente, expendía también bebidas alcohólicas.
La conjuración debería mantener secreto el plan hasta expulsar de las islas a todas las personas extranjeras; luego se pediría que se ratificara y protegiera la nueva república.
La insurrección, el 21 de febrero de 1925, fue feroz. En el archipiélago había menos de 50 panameños, muchos de ellos maestros, y de los cuales 21 vivían en la Isla Tigre, sede del gobernador. Los 21 fueron asesinados, aunque en otras islas algunos lograron huir.
Al día siguiente, 22 de febrero, una vez que tuvieron las armas en su poder, enviaron a las autoridades sendas copias de la Declaración de Independencia de la República de Tule.
Marsh. al no encontrar apoyo, como había presumido, y viendo que no había  perspectivas de que el levantamiento saliera airoso, instó a los confabulados a que depusieran las armas.
El 4 de marzo, tras seis horas de conversaciones, se llegó a un acuerdo con 13 jefes indígenas, que se firmó en la isla El Porvenir. Se otorgaba a los indios parte de lo que demandaban, entre otras cosas libertad para elaborar su propio sistema educativo.

Marsh fue expulsado para siempre del territorio pues se tenían fundadas sospechas de que no actuaba por humanitarismo hacia los indígenas, dado que se probó su amistad con la San Blas Development Company, dueña de vastas posesiones cerca de la zona soliviantada. Nunca se sabrá si actuó de buena fe, o si tenía puestos los ojos, junto con esa compañía, en la riqueza maderera de los bosques, las vetas mineras y las despobladas sabanas que se emplearían en cría de ganado, de las regiones del continente habitadas por los  cunas. De haberse logrado la independencia los indios habrían hecho generosas cesiones a la compañía, a instigación de Marsh.
De cualquier manera, la fuerza de las tribus cunas no ha vuelto a dejarse sentir desde entonces.

VIAJE DEL NELE NELPIP A KALU KULIPEKUNKALU
En un lugar llamado Tursailati, en esos días, vivían dos neles (chamanes) importantes, Ansunele y Nelpip, que eran muy poderosos y tenían muchas ideas y visiones. Como tantos neles habían desaparecido, Nelpip dijo que quería continuar su labor para descubrir si él podía traer algo bueno para su pueblo.
Eso fue durante las lluvias con rayos y truenos. Gran cantidad de susurros y llanto se oyó en la selva, voces de gente hablando, llorar los tigres y la gente estaba más y más asustada . . .
(El nele recluido y entonando las canciones ceremoniales llegó al abismo).
Este abismo era un enorme y antiguo lugar con variadas clases de algodón y a la entrada algunas hijas del algodón upsanpuntolkan (espíritus) sentadas para engañar a las almas. Eran malos espíritus. Nelpip fue, no obstante, más ingenioso que los otros neles. Tan pronto llegó a la puerta llamó a sus asistentes, como Masarakpan, el cantor fúnebre que entraría con él al interior del kalu (abismo). El ahora entró allí con sus  asistente y encontró a las jóvenes,  las que demandaron de él que permaneciera a habitar con ellas,  pero él contestó que no, que no había llegado allí con ese propósito.  Dijo que habla llegado a obtener las cosas buenas para sus sucesores y que había llegado a obtener innas (medicinas) de los demonios.  Esto dijo el nele a la joven, porque Masarapkan le había aconsejado que les dijera eso antes de penetrar al lugar. Masarakpan también explicó la causa de la muerte de los otros neles y previno al Nelpip de sostener relaciones con ellas.
El néle también dijo a las mujeres que los hogares de su pueblo no eran como los de ellas, que ellos cambiaban de aposento y ellas siempre permanecían en su kalu. Esta vez el nele no trajo sigo los algodones.
Antigua leyenda cuna, versión de Nils M. Holmer.
 

Los hijos de la Gran Mariposa Azul.
Hoy, arrinconados en sus pequeños islotes, los cunas llevan una existencia precaria, puesto que es muy poco lo que pueden recabar. Se dedican a la pesca o más bien caza de peces y aves marítimas, valiéndose de grandes tridentes de madera que blanden con mucha maestría, aunque en algunas zonas ya poseen armas de fuego. Complementan su dieta con verduras y  frutas si es que se dan en sus islas, o las  van a recoger al litoral de tierra firme. El agente de intercambio o de trueque ha sido desde siempre el coco de sus propios  cocoteros, con el que trafican principalmente con Colombia y que en otro tiempo fue motivo de altercados políticos. 
Durante el día, las islas quedan en poder de las mujeres, los niños y los ancíanos, mientras que los hombrea cazar y a comerciar con cocos. Como es de esperar, la ausencia del hombre durante la jornada, matiza esa sociedad de ciertos rasgos matriarcales, aunque el matrimonio es monógamo.
Quizá por lo mismo resalta sobremanera el aseo, que el visitante advierte por donquier, tanto en lo que se podría llamar calles, que parecen recién barridas como en las chozas, de un orden exquisito. No tienen altares en su interior, como suele haber entre otros indígenas, y los aperos y demás enseres están debidamente aliñados. Las cabañas están hechas de otate, es decir de tarros (caña gruesa) de bambú y poseen alta techedumbre a dos aguas, construidas  con hojas de palma.

En cuanto a su forma de vestir, mientras que el hombre cuna se cubre de práctica, como cualquier individuo probre del mundo occidental, la mujer sigue portando su atavío autóctono. Este se compone de un "enredo" o saya larga en azul con estampados en amarillo, que recuerda los diseños textiles de Calicot de la India y de una blusa cuyo peto y espalda estan adornados por lo que es más característico del arte cuna, las molas, dibujos tejidos de vastísima variedad y riqueza. Se tocan con una pañoleta enorme, roja, estampados amarillos. De los adornos más  significativos son los brazaletes y “tobilleras" de chaquira -abalorio pequeño- que importan de Colombia y que ellas tejen.  Las grecas, que constituyen el dibujo de esos brazaletes y "tobilleras", tienen especial valor para el etnólogo, puesto que
 Se trata de un diseño claramente mesoamericano, según la clasificación del antropólogo Paul Kirchhoff, no obstante que la materia prima, el abalorio o chaquira, proviene del Cono Sur.
Es posible establecer  un parecido con los ornatos, también de chaquira, de los huicholes, grupo limítrofe del territorio norte de Mesoamerica –México- . Además independientemente de las conjeturas del famoso Marsh, el idioma cuna, dulce y melodioso, se antoja pariente del huave, de San Mateo del Mar, en las costas suroccidentales de México, y cuyo origen se desconoce. Otros investigadores, por el contrario, entroncan el idioma cuna con el chibcha de Colombia.
Como ocurre tantas veces tratándose de indios americanos, deslumbra en la mujer la riqueza de sus alhajas, todas de oro y plata y de monedas antiguas.
Las arracadas de la mujer cuna son de tal tamaño (de 10 a 15 centímetros) y peso que no cuelgan sólo del lóbulo de la oreja, sino que se las han de sostener además con un finísimo cordel que pasa por encima del cráneo.
La nariguera o argolla que llevan en la nariz es también de una pieza de oro macizo, que cambian por otra mayor cuando la niña crece. Los collares, de igual guisa, pueden constar de mas de 400 monedas antiguas, de oro o plata. Provienen, como en el caso de las chaquiras, de Colombia, y las obtienen aventurándose por el mar en sus precarias embarcaciones.

Otra peculiaridad cuna es el tatuaje, o más bien afeite, dado que no es una escarificación sino una pintura de resinas, y que consiste en una línea siempre negra que baja de la porción terminal del cabellos en la frente hasta la punta de la nariz.

Su significado es apotropeico, es decir, que, sirve para alejar a los malos espíritus, aunque algunas mujeres afirman que es sólo un adorno; pero el hecho de que embadurnen con ese afeite a los niños pequeños hace suponer  que aún pervive su significado original.

ARTE CUNA
Dos son las manifestaciones básicas del arte cuna; las molas y los uchus. Las molas son una artesanía textil, los uchus, una manifestación artesanal escultórica.
No se sabe cuál es el origen de las molas; quizá fueran los tatuajes corporales. La técnica que emplean en su elaboración es el appliqué, con su inverso, que los coleccionistas denominan multipliqué.  Básicamente, el apliqué es un tejido calado, de modo que se vea el calado anterior, y así sucesivamente. A veces  el appliqué se complementa con un bordado.

Los motivos de las molas son y variados: zoomorfos, fitomorfos, antropoformos, abstractos, aunque suelen ser clasificados según tres temas: (1) celebraciones; (2) temas  religiosos y mitológicos, y (3) abstracciones, con significado oculto o sin él. Son de especial interes las molas antiguas, cuyos diseños ya no se hacen. Suelen hallarse en muy mal estado y son especialmente buscadas por los accionistas.
Los uchus son pequeñas figuras en madera dura que tienen empleo apotropeico (alejar los malos espíritus) o en la hechicería. A veces, se hacen uchus grandes de madera blanca (balsa) que para los indios sirven en las calamidades, pero pierden su significado si no resultan útiles. Por el contrario, cuando uno de esos uchus se manifiesta poderoso será guardado en la Casa del Consejo para otra ocasión. Estos uchus grandes no tienen las cualidades escultóricas de los pequeños.
Otra de las manifestaciones menores de la artesanía cuna son los collares de dientes de animales, de caracoles o de simientes; antes los hacían también de plumas de pelícano, las que horadaban para que sirvieran además de flautas, que se tocarían en ceremonias especiales.
La alfarería casi les es desconocida, salvo unos pebeteros para incienso que usan los curanderos. Como instrumentos músicales, además de los antiguos collares de plumas de pelícano, pueden contarse zampoñas y flautas de caña y sonajas de calabaza que usan en sus danzas.

Futuro Incierto
Hoy en día, el gobierno Panameño trata de aprovechar las islas como emporio turístico, y de hecho, se ven frecuentadas por cierto tipo de individuo a quien no le importan gran cosa las comodidades de la vida moderna y disfruta con el alejamiento y la soledad.
Pero entre los indígenas ya el proceso de aculturación o de integración a la sociedad en general, es notable en las islas más importantes, como en Mamitupu (¿Isla de los Mameyes?), Achutupu (Isla de los Perros), Ailigandi o El Porvenir. Hay cunas que vuelven en avioneta y se les ve por la ciudad de Panamá, hablando español fluidamente, y sin embargo, si son mujeres, llevan su nariguera de oro.
Existen misiones cristianas, católicas (pobres) y protestantes (bien equipadas, subvencionadas por el humanismo protestante) pero los niños continúan analfabetos en su mayoría.
De todos modos, quizá en tiempos no lejanos se extinguirá esta cultura indígena, como parece ser la suerte de los grupos marginados.
 

INDICE
Origenes Legendarios
La última rebelión indígena de Iberomérica.
VIAJE DEL NELE NELPIP A KALU KULIPEKUNKALU
Los hijos de la Gran Mariposa Azul.
ARTE CUNA
Futuro Incierto
CUNAS Y CONQUISTADORES
CIENCIA Y RELIGIÓN
EL CENTRO DEL MUNDO 
CUNAS Y CONQUISTADORES
El primero en avistar la costa de San Blas fue Rodrigo Bastidas, quien en 1501 bordeó el territorio de Panamá. Sin embargo es probable que haya sido Colón el que bautizó Punta de San Blas el 29 de noviembre de 1502, durante su cuarto viaje al Nuevo Mundo. Ocho años después, según lo menciona David Bond Stout, connotado estudioso de la región cuna, Diego de Nicuesa llevó a cabo la primera exploración de la zona a la que describió como "pantanosa, poco dudable y escasamente poblada".
Los contactos iniciales de conquistadores españoles con los cunas se desarrollaron en el continente con el establecimiento de Santa María la Antigua, en 1510, y otras ciudades abandonadas más  tarde cuando se trasladó el centro administrativo a la ciudad de Panamá. Como resultado de esas relaciones, se intensificó el odio de los indígenas, contra los evangelizadores persuadidos de que pretendían esclavizarlos. Esta situación, cada vez más tirante, provocó  una gradual emigración de las tribus hacia las fuentes de los ríos en el Pacífico y más tarde hacia el norte, hasta establecerse en el archipiélago de San Blas. A partir de 1850, cuando se inició el poblamiento de las islas, el contacto con los cunas se redujo a los habitantes del archipiélago, al quedar aislados los demás grupos que permanecieron tierra adentro.
Durante la colonia fueron frecuentes los levantamientos contra el poder español, en ocasiones con apoyo de los piratas ingleses que emplearon la costa de San Blas como refugio para descansar y reparar sus naves, tras sus incursiones a la ciudad de Panamá y los poblados cunas del Pacífico, atraídos por el oro y las riquezas allí almacenadas. Los habitantes del archipiélago les dieron buena acogida, traficaron con ellos y ocasionalmente combatieron unidos contra el enemigo común: los españoles. Este proceso desgajó aún más a las tribus cunas del gobierno central colonial y a la vez actuó como acicate para las repetidas avanzadas piratas. La amistad hacia Inglaterra, favorecida por el hecho de que no intentara la evangelización, propició entre los cunas una actitud benevolente que prevalece hasta nuestros días.
En este período existieron otras dos colonias extranjeras en la costa de San Blas, una escocesa, de breve duración, expulsada por los españoles, y otra francesa. 
Considerado como uno de los grupos indígenas más belicosos del continente, los cunas no permitieron una paz duradera en la región hasta 1790, cuando los piratas habían desaparecido y las minas de oro quedaron abandonadas.

 
Indio de la raza Cuna, habitante de Panama

 
Piragua, para navegacion fluvial
CIENCIA Y RELIGIÓN
Respetuosos de las costumbres ancestrales, los cunas dan una gran importancia al conocimiento de las leyendas y personajes mitológicos que abundan en su folklore. Muchos de estos personajes llevaron a los cunas a combatir a los españoles en varias ocasiones, ya que según lo pudo establecer el antropólogo D.B. Stout, consideran que su tierra fue creada por Dios exclusivamente para ellos.
Entre las grandes figuras veneradas por la tribu se encuentra lbeorkun, el mítico enviado de Dios que enseña al pueblo la forma de comportarse y a nombrar a las cosas. A él lo siguen los neles o videntes, con gran poder sobre los elementos y encargados de las predicciones, quienes informan al pueblo lo que han visto durante sus viajes en sueños al cielo y al inframundo. Declarados neles en su nacimiento, según indicios predeterminados, deben recibir posteriormente una dura enseñanza, y por lo general se convierten también en innatuledis o médicos, de los cuales suele haber varios cada isla. En sus curaciones, además de emplear hierbas medicinales se ayudan con pedazos madera, resina, semillas de cacao, piedras con poderes mágicos o akkwaleles y pequeños de fetiches madera o uchus. La curación consiste en una ceremonia donde se insta al espíritu maligno a abandonar al enfermo, y en la que administran las hierbas mientras entona sus cánticos el kantule cantante ceremonial. Este actúa también en otras ceremonias comunitarias: las de la pubertad de las niñas, el matrimonio o los ritos funerarios.
Esta compleja amalgama de ciencia o religión está regida por cuatro principios básicos de Ias creencias cunas: el purba o equivalencia del alma, el tule o principio vital, la niga o el poder de realización y el kurgin o talento especial para una determinada actividad 
A fin de adaptarlas a la navegacion maritima, las canoas de las cunas son ahora mas anchas a popa y a proa, contando con un vela
Indigena Cuna transportando un racimo de banano
EL CENTRO DEL MUNDO

Aun cuando los indígenas actuales se refieren a sí mismos como "los de Tule", y no como cunas, el término cuna con el que por lo general se designa a la tribu, y del que no ha sido posible comprobar la antigüedad, aparece frecuentemente empleado en toda la región como nombre de lugar o de una clase social determinada, habiéndose extendido su uso con la literatura de la conquista.
Existen gran variedad de explicaciones posibles sobre el origen y el significado de la palabra cuna; entre ellas, se ha mencionado alguna conexión lingüística con ciertos nombres tribales antillanos en arawak o taino: Tikuna, Yakuna o Yokuna, así como con el término caribeño Arekuná y con otros nombres de sitios existentes en la zona del Darién, que contienen la palabra cuna, como Chacunaque, Tacarcuna y otros. Según el estudioso sueco Henry Wassen, Napkuana significa "mundo" y Kuna el "centro del mundo", a la vez que sirve para designar los llanos o las praderas. En apoyo a esta tesis puede mencionarse que los payatola, uno de los grupos cunas, se refieren actualmente a los llanos como kuna.
Si bien hoy en día la mayor parte de los cunas vive en el archipiélago de San Blas, fue a partir de 1850 cuando comenzó la emigración hacia las islas, procedente de las riberas de los numerosos ríos que existen en ambos lado de la cordillera continental del mismo nombre. Allí permanecen aún varios grupos aislados que habitan en el valle del río Bayano Chepo o en las fuentes del río Chacunaque, a los que los habitantes de las islas llaman  yalatola (gente de la montaña o del sur) y walatola (gente de las curvas del río), respectivamente. Otros grupos mucho menos numerosos son los payatola (gente de las serpientes) que viven las cercanías de los ríos Paya, Pucro y Capeti, tributarios del Tuira; los habitantes de Arquía y los residentes de Caimán, a quien los cunas de San Blas llaman los tanakwitola (gente del este). Por su parte, los pueblos continentales se refieren a los cunas de San Blas como los telmatola (gente del mar). Si bien se da la comunicación entre los diversos grupos, no existe una autoridad central que una a los habitantes del archipiélago con los del continente. No obstante su largo periodo de contacto con otros grupos blancos o negros, los cunas han conservado una notable pureza racial. El resentimiento contra los conquistadores previno un mestizaje más avanzado con el español, y la unión con los negros estuvo prohibida hasta hace muy poco. Esta situación ha derivado en un alto porcentaje de albinismo, ya presente desde la época anterior a la conquista.

Indigena Cuna con su hijo

 
 
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