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EL URIBISMO DE LA GUERRILLA
Yo era uno de los muchos colombianos que creíamos que, a diferencia de lo sucedido en la elección presidencial de 1998 cuando un contacto entre la campaña de Andrés Pastrana y la comandancia de las Farc tuvo gran impacto entre los electores, en el 2002 la guerrilla no iba a influir en la votación. Pero creo que me equivoqué. Para esta elección la actitud de las Farc y del Eln sí va a tener consecuencias, posiblemente muy importantes, en el resultado final. La diferencia con el 98 es que con sus actos no van a favorecer al candidato de sus preferencias, sino muy por el contrario, al que mayores resistencias despierta entre los jefes guerrilleros: el ex gobernador de Antioquia Álvaro Uribe Vélez.
En Bogotá y en cualquier ciudad colombiana que uno visita;he estado en Bucaramanga, en Medellín y en Barranquilla en las últimas semanas; encuentra un número creciente de dirigentes políticos y empresariales, periodistas, académicos y gente común decidida o a punto de decidirse a favor de Uribe. Casi todos tienen dudas, algunas muy parecidas a las que yo planteé en esta columna hace tres semanas con respecto a la necesidad de que el dirigente antioqueño condene a los paramilitares con la misma vehemencia con que lo hace con las Farc y el Eln. Pero todos advierten que por cuenta de la guerrilla están dispuestos a pasar por encima de esas inquietudes para apoyar a Uribe.
¿A qué se debe todo esto? Pues a la propia guerrilla. Una rápida mirada a lo que las Farc y el Eln han hecho en este mes permite comprender a las claras cómo la indignación que producen sus acciones empuja a la gente a acercarse a la candidatura de Uribe. Aparte de la destrucción de humildes poblaciones como Bolívar, en Cauca, está el secuestro del ex gobernador del Meta Alan Jara, bajado a la fuerza de una camioneta de las Naciones Unidas, en una acción que viola los más elementales principios, tan elementales que hasta Tirofijo debería conocerlos. O la respuesta al informe de Human Rights Watch, en el que cometen la barbaridad de acusar a esta ONG, conocida por sus tendencias de izquierda, de ser;un instrumento de la política intervensionista de Washington; una frase que sólo puede ser producto de la mente de orates paranoicos, o de los mayores cínicos de la historia. Los renovados bríos de la candidatura de Uribe, registrados por varios encuestadores, se relacionan con la criminal insensatez guerrillera de junio y de julio.Y hay más: qué tal lo que les están haciendo a más de 300 trabajadores, obreros como aquellos con los que Lenin se tomó el poder, de la Frontino Gold Mines que están paralizados porque la guerrilla se tomó la planta hidroeléctrica y cortó el fluido que alimenta la mina. Una comisión de notables paisas está en la zona explicándoles a los guerrilleros de las Farc y del Eln que la Frontino dejó de ser una multinacional gringa hace 23 años cuando se quebró y entregó sus minas a los jubilados y trabajadores como pago de la deuda que tenía con ellos. Y esta fuerza combinada de Eln y Farc está cobrándoles una millonaria extorsión para permitirles trabajar. No hay duda: lo peor que les ha pasado a los pobres de este país no es el neoliberalismo como aseguran muchos neoizquierdistas, sino la guerrilla que es la que más posibilidades de supervivencia les ha quitado.
Hace un par de meses, cuando Uribe pareció frenar su crecimiento en las encuestas, dijimos en CAMBIO que esto bien podía deberse a la ofensiva paramilitar de abril y de mayo, que había espantado a miles de colombianos que veían al ex gobernador como el candidato que Carlos Castaño y sus amigos querrían de presidente. Del mismo modo debe deducirse que los renovados bríos de la candidatura de Uribe que han registrado varios encuestadores en estos días se relacionan con la criminal insensatez guerrillera que arreció en junio y en julio. Esto ya pasó en El Salvador en la década del 80: la tozudez de la guerrilla que se negaba a negociar con el gobierno democristiano de Napoleón Duarte, sumada a sus ofensivas cada vez más indiscriminadas, convirtieron al partido derechista en el más votado del país, y a Alfredo Cristiani en el presidente de la República.
Aquí puede suceder algo similar. Por eso digo que la guerrilla va camino de influir de nuevo en la elección presidencial. Sólo que en esta oportunidad parece que lo hará a la inversa de sus deseos, pues como van las cosas los verdaderos jefes de debate de Álvaro Uribe, los que lo pueden llevar a la Presidencia de la República, van a ser Tirofijo, Jojoy, Gabino y Cía.
Reproducido con autorizacion de Revista Cambio
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