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Política

     Miembros de la Fuerza Armada Nacional se diferencian de la revolución 

     Manifiesto de militares activos exige rectificación del presidente
     Chávez

     Un representativo grupo de militares activos elaboró un documento para ser entregado
     al Presidente de la República y para que la opinión pública conozca la posición que
     tienen estos oficiales de distinto rango frente al Gobierno, así como su
     responsabilidad con el país. Una conclusión es evidente: la mayoría de la FAN no
     comparte el proyecto político de Chávez y está dispuesta a defender con su vida al
     país de todo aquel que tenga intenciones de dictador 

                                                                                 Ibéyise Pacheco 

     Un grupo representativo de militares activos de todos los grados que se
     autocalifican como institucionalistas “preocupados y angustiados por el
     desenvolvimiento de este gobierno revolucionario y animados por un gran
     entusiasmo patriótico e ideales bolivarianos”, discutió y elaboró un
     documento para ser entregado a Chávez y para el conocimiento de la
     opinión pública. 

     Bajo el nombre de Manifiesto Militar de Caracas, este grupo de oficiales hace
     un extenso análisis de la situación del país y duras críticas al Presidente de
     la República y su gobierno. “Nuestro fin —precisa— es el de evidenciar la
     desviación en los verdaderos principios que propulsaron el cambio y exigirle
     la rectificación en las políticas gubernamentales, las cuales se reflejan como
     disparatadas, tanto en lo interno, como en las relaciones con otros Estados,
     y crean desconfianza en lo político, en lo social y en lo económico”.

     Los militares advierten que no quieren alentar asonadas, pero que tampoco
     creen en líderes mesiánicos que piensan que van a salvar a la nación. Le
     advierten al jefe del Estado que si no rectifica “el pueblo podrá solicitar el
     llamado a referéndum, el cual apoyaremos firmemente, o lo jamás deseable,
     la sombra de la guerra civil nos arropará”.

     Razones de espacio obligaron a editar el documento del cual se trató de
     respetar al máximo su intención y contenido.

     La motivación

     “Compatriotas: no podemos permitir que la incapacidad de gobernar
     acertadamente a nuestra nación, por parte del Presidente de la República y
     sus afines revolucionarios, nos haga perder el camino andado y el progreso
     alcanzado hasta el momento de la promulgación del texto constitucional que
     ampara a la República Bolivariana de Venezuela. De aquí la necesidad de
     plantear este manifiesto, el cual pretendemos que sea analizado, admitido y
     apoyado por ustedes los venezolanos, y con ello conseguir la paz y la buena
     salud de la República, necesarias para el verdadero progreso y libertad. 

     “Compatriotas: por el bienestar de la nación, pedimos al señor Presidente de
     la República su rectificación y diálogo en la forma como conduce el país, y
     requerimos del apoyo de todos los venezolanos para lograr ese fin.
     Deseamos aclarar la posición de los integrantes de la institución armada, a
     quienes se nos hace aparecer como centuriones de una causa
     revolucionaria, de un soldado sedicioso, ofendiéndonos por ser una posición
     ajena a todo aquellos a lo cual le debemos lealtad y que nos hace renunciar
     hasta a la vida misma, con tal de que se cumpla con el objetivo del respeto
     a la Constitución nacional y a las leyes de la República.

     “Señor Presidente de la República y comandante en jefe de la Fuerza
     Armada, teniente coronel Hugo Chávez Frías: nosotros, institucionalistas y fervorosos miembros de la
     institución armada; militares en situación de actividad, de todas las categorías y grados; preocupados y
     angustiados por el desenvolvimiento de este gobierno revolucionario y animados de un gran entusiasmo
     patriótico e ideales bolivarianos, nos dirigimos a usted para advertirle de las causas que, a nuestra manera
     de ver, conducen al país por el camino de la anarquía y la destrucción”.

     El desgobierno

     “Señor Presidente: su revolución no ha realizado los cambios necesarios para reducir las diferencias entre
     las clases sociales existentes, por el contrario, habiendo usted dado muestras de un resentimiento social
     inexplicable, las ha profundizado al precipitar a la clase media hacia niveles ya superados, en su afán de
     igualar por desmejoramiento, en lugar de potenciar las condiciones de los más necesitados y afianzar las de
     la clase media, para que la igualación se consiga con el mejoramiento de todos “En los últimos dos años
     hemos podido ver que la República no termina de posicionarse, no avanza hacia su consolidación; se
     acentúan la corrupción, el enriquecimiento ilícito, el caos social, la desconfianza jurídica y el desbordamiento
     de la delincuencia, con sus consecuencias en la seguridad personal y social, además de una crisis
     económica y un desconcierto educacional, en el que toma cuerpo el imperio de la vulgaridad propugnado por
     el más alto nivel político, aunado al enfrentamiento de usted con instituciones de la sociedad venezolana,
     tales como la Iglesia, los medios de comunicación, las organizaciones civiles no gubernamentales, los
     gremios, sindicatos y federaciones, los poderes estadales y municipales no afectos al gobierno central, y a
     la equívoca relación mantenida con otras naciones. Todo ellos nos ha sumido en un desgobierno. 

     “Hoy las necesidades económicas son mayores, gracias a la ineptitud de su Gobierno. Su verbo insolente y
     destructor del orden social exacerba el ánimo de los menesterosos, presas del hambre y la miseria, quienes
     han descendido los escalones de lo moral olvidando la conseja de nuestros abuelos: pobres, pero honrados.
     Sí señor Presidente, usted no ha querido neutralizar el hambre y la miseria. Por el contrario, ha dividido el
     país en grupos antagónicos como consecuencia de su amenazante política de agresión a quien no le apoye
     en su equívoco ideal bolivariano y de la manipulación clasista que usted le hace a nuestros compatriotas.
     Usted le está causando mucho daño a la nación.

     “Usted destaca como figura y guía de su revolución bolivariana, y sólo usted, aparentemente, conoce las
     razones ocultas de este incierto proyecto; usted nos arrastra a ella, pero no habla con la verdad. ¿Acaso
     los venezolanos no tenemos derecho a conocer si su proyecto de revolución es o no es más fidelista que
     bolivariana? ¿Existe acaso una evaluación de la situación, una previsión del futuro de nuestro país, una
     concepción de los planes socioeconómicos y su puesta en marcha para el proyecto? ¿Es que acaso existe
     un proyecto? ¿Dónde está el fundamento básico de su plan para desarrollar y lograr la justicia social,
     prometida en su llamado proyecto revolucionario? ¿Dónde están los hechos?” 

     No calza las botas

     “Señor Presidente, usted encarna una estéril revolución. Su proyecto es débil, engañoso y de práctica
     incompleta; sin resultados óptimos o, por lo menos, deseables para el venezolano. La recuperación
     económica sólo existe en su mente y, mientras tanto, se hace más latente la recesión, aumenta el
     desempleo y el trabajo informal como oficio de vida y consecuencias directas en la inseguridad y la
     delincuencia. Su verbo, al ser recargado de una vulgaridad contraria a la decencia y a la educación con que
     un padre debe dirigirse a sus hijos para obtener de ellos el respeto debido, ofende al gentilicio venezolano.
     Usted en su ánimo de hacerse popular, olvida su responsabilidad en la formación del hombre y se comporta
     como una persona hostil e indeseable ante quienes disienten de usted, y como una persona sin cultura ante
     sus seguidores. Usted irrespeta la majestad de su cargo, comportándose como incoherente e ignorante; sea
     natural, haga honor a la educación y formación recibida en la Academia Militar y si no, no mancille más el
     uniforme de teniente coronel de nuestro glorioso ‘Ejército venezolano, forjador de libertades’, porque cuando
     lo hace, se convierte en el espejo donde se miran los noveles cadetes y esto es nocivo para la institución
     que usted dice amar: ‘Un oficial..., un caballero’. ‘¿Se ubica usted? “Usted se encierra en su vanidad y su
     soberbia, con desprecio del juicio que esto inspire en los demás. Si usted controla todos los poderes del
     Estado, Venezuela será un país subyugado. Preocúpese por la tranquilidad y la paz de la República, predique
     el orden y la unión. Respete la opinión de sus compatriotas, aun cuando no las comparta. Escuche, usted no
     es el dueño de la verdad, sino, simplemente, un accidente necesario para que nuestra nación retome el
     camino del orden y la honestidad; camino abandonado por aquellos gobernantes que le antecedieron. 

     “Señor Presidente, gobierne para el pueblo y por el pueblo. No destruya el orden social. Deje a un lado los
     revolucionarios, ya no los necesita, ellos ya cumplieron y ahora sólo aportan un verdadero resentimiento. No
     siga alimentando el fuego de su revolución porque indirectamente estará avivando en el de la guerra entre
     hermanos; una desgraciada guerra civil en nuestro país, ocasionaría la peor tragedia que pueda sufrir nación
     alguna”.

      

     Fidel no, democracia sí

     “Señor Presidente, usted se siente estadista; eso puede lograrlo, pero no piense en que ya lo es. La
     formación profesional militar no nos da conciencia exacta de las funciones en políticas de Gobierno. Somos
     formados como hombres en armas para administrar la violencia de las armas; formación que tiende más a la
     especialización que a los aspectos de dirigencia y conducción del destino de un país y sus relaciones con el
     entorno. Cuando no se tiene el conocimiento no basta la sinceridad de las actuaciones. 

     “Estamos de acuerdo con usted en que la falta de voluntad política y los errores de los gobernantes de la
     llamada IV República fueron determinantes en la multiplicidad de problemas que afrontamos en la Venezuela
     de hoy; no debemos desvirtuar esta concepción añadiéndoles más desaciertos. Usted fue el hombre que
     hizo pensar al soberano en que había una solución, y por ello pasaron de ser militantes de partidos políticos
     a enrolarse en su proyecto de cambio. Para orgullo nuestro, como militares, era usted un hombre de nueva
     generación y con nuestra formación profesional, dispuesto a producir los cambios que necesitaba el país.
     Sin embargo, usted se nos muestra como un empecinado revolucionario pro Fidel Castro, con apego a
     gobiernos totalitarios que, con la excusa de ser populares, subyugan a sus pueblos y no les permiten otras
     libertades que la que ellos les ofrecen, sin derecho a disentir. Esa revolución de Fidel Castro que usted
     trata de imitar, es una muestra de lo que nos esperaría, de continuar usted exitosamente con su proyecto;
     es decir, en lugar de una democracia representativa, y ahora en su letra, participativa, nos encontraríamos
     en un sistema totalitario y opresivo que traería mayores desgracias y miserias al pueblo venezolano. ¡No,
     señor Presidente! Los militares nunca hemos estado dispuestos a permitir el soslayamiento del sistema
     democrático.

     “¡En bien de la justicia, de la libertad en general de la República, usted debe permitir y auspiciar la
     contribución de los partidos políticos al debate pluralista y democrático! “Su política económica ha sido
     desacertada, inspira incertidumbre y las inversiones no aparecen; es más, se produce el cierre de
     empresas, aumenta el desempleo, la fuga de capitales es constante.

     “El incremento en los niveles delictivos, además de ser consecuencia del fracaso de su política económica,
     lo es también de la forma como se maneja la justicia. Su gobierno no tiene una política penitenciaria eficaz.
     No ha sido presentada ninguna iniciativa legislativa para modificar el régimen carcelario.

     “La impunidad, el descrédito y la corrupción imperante en la administración de la justicia constituyen el
     emblema que hoy, como ayer, enarbola el Poder Judicial. Un país donde el Poder Judicial luce subordinado,
     donde los jueces y magistrados no dan señales de independencia y autonomía, está signado al peor de los
     fracasos.

     “Usted en su desesperación ha cometido un grave error. Ha atacado irrespetuosamente a los ministros de la
     Iglesia por no haberse plegado a sus designios y la respuesta que ha recibido para no influenciar a un
     pueblo católico, como lo es el nuestro y también como lo somos los militares venezolanos, ha sido por
     demás comedida y prudente. Si su intención ha sido la de poner al pueblo en contra de su Iglesia, pronto
     podrá ver lo equivocado que está.

     “No es tiempo de revolución. ¡Evolucione! Está en sus manos la suerte de nuestra amada nación. Nosotros
     le estamos mostrando el camino por donde debe llevarla, y si elegimos la carrera de las armas es para
     mantener en la senda a ese destino soñado y no estamos dispuestos a permitir que la aventura regrese y
     trate de llevarnos hacia otro destino. Respete la Constitución nacional que en su gobierno fue aprobada, y
     contará con el apoyo de la Fuerza Armada “Señor Presidente, ya no habrá posibilidad de otro ‘por ahora’.
     No olvide su fracaso. Recuerde el 4 de Febrero”.
 

      

     No le creen

     “Señor Presidente, usted seduce maliciosamente al soberano, no así a los miembros de la institución armada.
     Recuerde que, aunque preparados y adiestrados para la guerra, tenemos una formación intelectual y
     académica que nos permite obedecer, pero también razonar lo que estamos obedeciendo, analizarlo y
     establecer el límite de obediencia debida. 

     “En el mundo militar su comportamiento nos avergüenza, nos hace aparecer como incultos sin formación.

     “No interfiera en la acción del Gobierno colombiano y considere a la guerrilla colombiana como enemiga. Los
     militares respetamos la voluntad del pueblo que confió en usted, pero debemos alertar a los venezolanos de
     las desviaciones ideológicas que se están manifestando en su gobierno. Llegaremos hasta el sacrificio de
     nuestras vidas de ser necesario, en aras de las libertades conquistadas por nuestro Bravo Pueblo.

     “La Fuerza Armada Nacional no es parte de su proyecto político. Los militares no tenemos por qué
     adherirnos a ninguna idea revolucionaria ajena a nuestros ideales de pueblo libre y soberano. La FAN no es
     un feudo del mandatario de turno; es una institución de la nación y en pro de la nación “Los militares
     conocemos y practicamos los principios de libertad, igualdad y fraternidad, necesarios para nuestra
     interrelación con la comunidad donde interactuamos y por ello conocemos las diferencias existentes entre la
     libertad y la opresión, y también sabemos cuál es nuestro deber ante la iniquidad y el atropello que puedan
     sufrir nuestros compatriotas, como consecuencia de los autoritarios actos de sus gobernantes.

     “Señor Presidente, evolucione, o en beneficio de los intereses de la Patria habrá que volver a empezar
     ¡Cuánto antes mejor!”.