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LAS ARMAS ANTISATELITES Y LA ESTABILIDAD ESTRATÉGICA El espacio exterior es percibido popularmente como la "última frontera." La gente lo considera como un ambiente puro no afectado por los antagonismos políticos y rivalidades militares que gravitan sobre el hombre en la tierra. Tal como observó Thomas Schelling hace unos 25 años, existe "un prejuicio estético contra contaminar los cielos con objetos y actividades militares ... un sentido de admiración y misterio y una intranquilidad general en dejar que la carrera armamentista pase al espacio sólo porque el espacio esté ahí a la espera de ser ocupado. "1 Este sigue siendo un sentimiento profundamente arraigado para muchas personas en la actualidad. Aunque el espacio ha estado "militarizado" por más de 20 años, las posibilidades de que Estados Unidos y la Unión Soviética introduzcan armas en el espacio y terminen posiblemente con su condición de santuario del conflicto provoca fuertes
críticas. 

La propuesta para un nuevo e importante programa antisatélite (Antisatelite--ASAT) incluida en la petición del presupuesto de defensa de Estados Unidos para los años fiscales 1990 y 1991 ha despertado antipatía en el Congreso y en la comunidad de control de armamentos. El presupuesto busca fondos para una combinación de sistemas ASAT de energía cinética y dirigida basados en tierra así como para mejoras en la red existente de vigilancia espacial. Las objeciones a las armas ASAT van más allá de una mera preferencia innata por evitar la militarización adicional del espacio. Un argumento central contra la adquisición de sistemas de armas ASAT especializados es el de que minarían la estabilidad estratégica y aumentarían la probabilidad de una guerra. 

Los detractores propugnan que ASAT podría desencadenar una competencia en las armas espaciales en la que las superpotencias se esforzarían por lograr ventajas unilaterales peligrosas y pudiera ser la próxima causa de la guerra en una crisis política aguda. De acuerdo con su punto de vista, en vez de adquirir armas ASAT especializadas, Estados Unidos debería de estar tratando de detener el desarrollo, prueba y despliegue de las armas espaciales bien mediante negociación formal con la Unión Soviética o a través de restricción unilateral. Las moratorias del Congreso sobre las pruebas de ASAT por vehículos en miniatura teledirigidos lanzados desde F-15 contra un objeto en el espacio, que últimamente condujeron a la cancelación del sistema del año pasado, fue un esfuerzo por dictaminar dicha restricción. 

Puede esperarse que el debate sobre el nuevo programa se concentre en el hecho de si una capacidad ASAT estadounidense sería "desestabilizante." Este artículo examina críticamente el argumento de que ASAT minaría la estabilidad estratégica. Trata de las preocupaciones de las personas que se oponen a la adquisición por Estados Unidos de capacidades ASAT especializadas y evalúa la validez de las premisas en las que se basa el argumento de que ASAT promovería la inestabilidad estratégica. inicio

ASAT y la inestabilidad estratégica 

La premisa principal del argumento contra la adquisición de ASAT es la de que tendría consecuencias profundamente perjudiciales para la estabilidad estratégica. Los detractores afirman que ciertos satélites, tales como los satélites de reconocimiento para la supervisión del cumplimiento con el control de armamentos y los satélites de preaviso para la detección de un ataque con misiles balísticos, desempeñan funciones de apoyo militar no amenazadoras que contribuyen a la estabilidad y la paz. Propugnan que la adquisición de un arma ASAT estadounidense aumentaría la vulnerabilidad de dichos sistemas espaciales militares y, de esta forma, erosionaría la estabilidad y promovería la carrera armamentista y la crisis. 

La inestabilidad en la carrera armamentista. 

La primera parte del argumento de la inestabilidad es la de que ASAT promueve la inestabilidad en la carrera armamentista. Los detractores arguyen que ni Estados Unidos ni la Unión Soviética tienen actualmente un sistema operativo que podría considerarse como una amenaza muy significativa contra los satélites del contrario. Por tanto, las superpotencias han sido capaces de realizar sus actividades espaciales en un ambiente relativamente benigno por casi 3 décadas. Sin embargo, se afirma que esta situación cambiará si Estados Unidos adquiere armas ASAT. En pocas palabras, los detractores afirman que Estados Unidos estimulará una nueva y costosa ronda de la carrera armamentista al adoptar un programa ASAT.2 

Una afirmación clave es la de que el sistema ASAT coorbital (o coplanar) especializado de la Unión Soviética, que ha de ser lanzado en el mismo plano orbital que su satélite objetivo, es un sistema de armas primitivo e ineficaz.3 Se asevera que el interceptor de satélite es el producto de la tecnología de los años 60 y que la confianza soviética en el satélite ha sido reducida por la moratoria unilateral de las pruebas anunciada por el Secretario General Yuri Andropov en agosto de 1983. Además, los satélites estadounidenses en órbita geosíncrona permanecen invulnerables al ataque puesto que el ASAT coorbital sólo puede amenazar a los satélites que se hallan en órbitas terrestres bajas. En efecto, los detractores declaran que el adelanto tecnológico de las
posibles capacidades ASAT estadounidenses presentaría una amenaza mucho más grave para satélites soviéticos vitales.4 Ciertamente, Estados Unidos podría lanzar un arma ASAT que suprimiría la capacidad de los satélites soviéticos en órbitas altas.

La adquisición estadounidense de capacidades ASAT, argumentan, promovería así una inestabilidad en la carrera armamentista porque la Unión Soviética se vería obligada a responder al desarrollo y despliegue de un arma ASAT nueva y más avanzada capaz de poner en riesgo mayor a satélites estadounidenses críticos.5 Un afirmación general en este argumento es la de que Estados Unidos tiene más que perder en una competencia ASAT ilimitada que la Unión Soviética porque depende más de los sistemas espaciales y militares.6 El argumento asevera que Estados Unidos, como líder de una alianza marítima mundial, depende de los satélites para mantener el mando, control y comunicaciones con sus bases y fuerzas en ultramar. La Unión Soviética, sin embargo, puede depender principalmente de líneas interiores de comunicaciones debido a que es una potencia terrestre continental (Euroasiática) que tiene menos fuerzas militares desplegadas más allá de sus fronteras. Por tanto, una competencia ASAT colocaría a los Estados Unidos últimamente en una posición desventajosa. 

Los detractores citan a menudo el despliegue estadounidense de los vehículos de reentrada múltiple contra blancos independientes (Multiple Independently Targetable Reentry Vehicles -- MIRVs) cómo analogía histórica pertinente.7 Argumentan que la naturaleza desestabilizante" de los MIRV fue reconocida con ocasión de las negociaciones de las conversaciones para limitación de las armas estratégicas (Strategic Arms Limitation Talk -- SALT), y que pudiera lograrse fácilmente un acuerdo soviético-estadounidense para prohibir su despliegue. En vez de ello, Estados Unidos se negó a explorar seriamente el control de armamentos y optó por desplegar un MIRV a fin de obtener una ventaja militar temporal. La consecuencia inesperada de esa decisión fue la de que Estados Unidos contribuyó a la vulnerabilidad de su propia fuerza de misiles balísticos intercontinentales basados en tierra (Ballistic Missile -- ICBM). La lección que ha de aprenderse, naturalmente, es la de que Estados Unidos pagará un precio similar en una menor seguridad si no se restringe ASAT bien mediante control de armamentos o mediante limitación unilateral. inicio

Inestabilidad en la crisis. 
La segunda parte del argumento acerca de la inestabilidad contra ASAT es la de que promueve inestabilidad en la crisis. Los detractores arguyen que la prevención de un conflicto armado surgido de una profunda crisis política entre Estados Unidos y la Unión Soviética podría depender en un grado considerable del uso de los satélites como instrumentos para vigilar y evaluar las acciones del adversario así como para mantener comunicaciones confiables.8 En una crisis aguda en la que ambas superpotencias posean armas ASAT avanzadas, de acuerdo con este razonamiento, el conocimiento de que el contrario tiene una capacidad efectiva para neutralizar o destruir satélites vitales pudiera minar las actividades de control de la crisis y contribuir a una escalada de ésta.9 Ciertamente, el conocimiento de que satélites vitales estaban sometidos a riesgo pudiera minar la confianza en la disuasión. Los detractores afirman que el miedo a un ataque ASAT por sorpresa junto con un primer ataque pudiera convertirse en una profecía que se cumple a sí misma puesto que podría producir incentivos para un ataque total abrumador.10 

Además, argumentan que las armas ASAT aumentarían  notablemente la dificultad de limitar o controlar un conflicto una vez que estallara éste.11 Si estallaran las hostilidades durante una crisis, las posibilidades de evitar la progresión al empleo de las armas nucleares podrían depender de un flujo continuo de comunicaciones por satélite. El empleo ASAT perturbaría esa corriente de información y complicaría gravemente las funciones ulteriores de mando y control de las fuerzas nucleares. De ahí que la pérdida de los satélites utilizados para mando y control estratégicos dificultaría la restricción en el empleo nuclear y exacerbaría el problema de la limitación del conflicto.12 

Un argumento afín es el de que las armas ASAT podrían exacerbar las inestabilidades inherentes en los sistemas de mando y control estadounidenses y soviéticos.13 De acuerdo con este argumento, es necesario diluir la autoridad de lanzamiento dentro de la estructura de mando militar como precaución contra una "decapitación" nuclear cuando se eleva el nivel de alerta de las fuerzas estratégicas. Sin embargo, el mayor estado de alerta probablemente sería reconocido con rapidez por la otra superpotencia y promovería una respuesta de precaución análoga. Esta acción pudiera debilitar un mando centralizado y resultar en lanzamientos no autorizados o inadvertidos, precipitando la escalada. Así pues, se asevera que ASAT podría contribuir al miedo de "decapitación" y, a niveles mayores de alerta, agravar la inestabilidad de mando.14 

Además, los detractores arguyen que ASAT podría reducir la probabilidad de una terminación pronta del conflicto.15 Una destrucción generalizada de los satélites de comunicaciones impediría la transmisión de cualquier orden de cese al fuego y limitaría la capacidad de las superpotencias de realizar negociaciones o llegar a acuerdos. Análogamente, la pérdida de satélites de vigilancia aumentaría enormemente la dificultad de supervisar el comportamiento del adversario tanto durante las negociaciones de terminación de la guerra como después de un armisticio, puesto que ningún lado sería capaz de evaluar el grado de cumplimiento por el otro con los términos de un convenio.16 inicio

Fallas en el argumento de la inestabilidad 

El argumento de que la adquisición estadounidense de capacidades ASAT minaría la estabilidad estratégica y aumentaría la posibilidad de la guerra se basa en varias premisas subyacentes. Las hipótesis básicas que enmarcan el caso de la inestabilidad estratégica conciernen (l) a la causa de la competencia armamentista entre Estados Unidos y la Unión Soviética; (2) a la amenaza que presenta la capacidad ASAT soviética; (3) a la aceptación soviética de los criterios de estabilidad en la crisis (definidos por el occidente); y (4) a la importancia de los satélites para la limitación, control y terminación de un conflicto. 

Causas de la competición armamentista Soviético-Estadounidense 

El concepto de la inestabilidad de la carrera armamentista propugnado por las personas que se oponen a la adquisició